Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
Octubre / 2008
Con especial encono y como suelen realizar sus campañas, y amparadas en la supuesta defensa de los Derechos Humanos, se han lanzado contra José Luis Soberanes, titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, algunas organizaciones de izquierda que han hecho de esta bandera un buen refugio y fuente de recursos económicos.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, Católicas por el Derecho a Decidir, Sin Fronteras, Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, Red Nacional de Organismos de Derechos Humanos: Todos los Derechos para Todos, Red por los Derechos de la Infancia y Fundar, entre otros, han pedido que se realice un juicio político contra Soberanes, con el pretexto de que influyó para que fuera retirado del país el representante de la oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra.
Independientemente de la discusión por el posible destino de un millón de dólares que supuestamente llegarían a dicha oficina en caso de aprobarse la "Iniciativa Mérida" para el combate al tráfico de drogas y que sería entregado a dichas organizaciones para vigilar el respecto a los derechos humanos de los delincuentes en el combate al narcotráfico, y que hoy es esgrimido como una de las causas por las cuales se retiró al funcionario de la ONU, la verdad es que resulta difícil aceptar que tal sea la razón por la cual se está pidiendo un juicio político para Soberanees, por "su pésimo desempeño".
En realidad, sospecho que la verdadera causa de este encono es la defensa de la vida que la Comisión ha hecho ante las reformas de la Asamblea Legislativa que autoriza el aborto antes de las 12 semanas de vida del niño que se desarrolla en el vientre materno. La contundencia de los argumentos y la solidez de la defensa de este primer y fundamental derecho humano, sin el cual los demás carecerían de sustento, tiene dolidos a quienes, aliados con el Gobierno del DF y los asambleístas que aprobaron la iniciativa, se han caracterizado por ser promotores del aborto, en contradicción flagrante con su bandera de defensores de la vida.
¿Cómo puede una red que dice ser defensora de todos los derechos para todos y todas, avalar el aborto? En realidad, lo que ocurre es que dichas organizaciones no defienden todos los derechos, ni a todos. Estos grupos defienden a muchos de dudosa trayectoria, con la cobertura de los derechos humanos. Y no es que esté mal que defiendan los derechos humanos, aún de delincuentes o guerrilleros, pues su situación jurídica no se los cancela, pero la pregunta es por qué asumen la preeminencia de esos individuos y se olvidan de otros más indefensos y que son cruelmente asesinados, como ocurre en el caso de los niños en el vientre materno.
Se parecen mucho estas organizaciones y su actuación, a lo que acaba de hacer, también, Amnistía Internacional (AI) con su informe de "sistemática violación" a los derechos humanos, en particular la nula defensa de los periodistas. Informe tan débil que no se ha requerido que sean los periodistas "reaccionarios" quienes salgan en contra de dicho informe, sino periodistas que más bien podríamos identificar como de izquierda, pero que han criticado duramente la posición de AI por su falta de sustento y seriedad.
Lo mismo podría decirse de muchos de los informes, reportes y estudios que realizan las organizaciones que ahora piden la destitución de José Luis Soberanes, y que son especialistas en mamar recursos del erario público –de gobernación y de SEDESOL, particularmente– o de organizaciones internacionales como las Naciones Unidas. Trabajos que son un conjunto de generalidades, afirmaciones gratuitas y, en algunos casos, verdaderas mentiras carentes de sustento.
Estas organizaciones practican la relación sadomasoquista con el Gobierno o sus organismos: "te pago para que me pegues", pues los funcionarios piensan, falsamente, que aportándoles recursos ganan impunidad o aliados, o que se ven plurales, pero tiro por viaje aprovechan esos recursos para desacreditar a la Administración Pública de una manera sistemática.
Algunos de ellos se basan en su anterior prestigio de oponerse al sistema priísta, pero no pueden ocultar, al mismo tiempo, su alianza con el perredismo. De allí su inconformidad porque no fuera la izquierda, sino la derecha, la que sacara al PRI de la presidencia de la República y su reiterado enojo porque en 2006 se les fue la victoria de las manos.
Hoy quieren pasarle la factura a José Luis Soberanes. Ello es un síntoma claro de que están perdiendo la batalla en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y con un "te lo digo Juan para que lo entiendas Pedro", pretenden amedrentar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con armarles un pancho semejante si declaran la inconstitucionalidad de la reforma de la Asamblea de Representantes.
José Luís Soberanes no es santo de mi devoción, lo considero una persona que siempre tiene que ser figura central, lo siento ávido de aparecer en las Camarasa de la TV. A lo mejor estoy equivocado, pero ese es la idea que me he formado de él. Sin embargo, como dice el refrán, "al Cesar lo que es del Cesar", y en el caso que me ocupa en el presente trabajo así veo las cosas y así las escribo.
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