martes, 14 de septiembre de 2010

MEJORES MEDIOS PARA TUS HIJOS

A favor de los Mejor

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

El miércoles 8 de octubre, se celebró el lanzamiento de la campaña: "Mejores medios para tus hijos" que busca fortalecer los trabajos de A FAVOR DE LO MEJOR, A.C., sumar más voluntades, tener solidez económica y así potenciar nuestra labor en el país.

El Ing. Héctor Larios Santillán, Presidente Nacional de A FAVOR DE LO MEJOR, A.C., fue el encargado de dar la bienvenida, agradeció a todos los presentes su asistencia y compromiso con México. Por su parte el Lic. Pedro Velasco, Presidente de la Campaña, informó que el objetivo de la misma es vincular a personas entusiastas de buena fe, conseguir mayores recursos económicos y así continuar con el esfuerzo para mejorar la calidad de la comunicación, a favor especialmente de nuestros niños y jóvenes.

El Lic. Francisco González Garza, Presidente Ejecutivo de A FAVOR DE LO MEJOR, A…C.,planteó las metas a alcanzar con los recursos generados por la Campaña: Entre ellas destacó el programa para la Formación Crítica Activa de los niños y jóvenes que cursan los niveles de primaria, secundaria y preparatoria; la organización para el 2009 del 3er. Congreso Internacional de A Favor de lo Mejor; la instalación de Comités de Observadores de los Medios y agrupaciones de Familias A Favor de lo Mejor en 50 de las ciudades más importantes del país, entre otras.

El orador de la reunión fue Don Lorenzo Servitje, quien hizo una reflexión sobre el papel crucial que juegan los medios de comunicación en la formación de la sociedad. "Los medios de comunicación, son la ventana ideal para promover, lo constructivo, lo digno, lo mejor de nuestras tradiciones y costumbres. Por eso la importancia de apoyar la labor que desde hace diez años lleva a cabo A FAVOR DE LO MEJOR, A.C.,"

Estamos convencidos que millones de mexicanos desean que los medios nos proporcionen mejores y más inteligentes referentes, hoy más que nunca porque el ambiente que rodea a nuestras familias, debe convertirse en un oxígeno lleno de esperanza y entusiasmo para construir una patria más solidaria y limpia.

Por ello decidimos emprender una Campaña que al adherir voluntades, sea también una cadena de apoyos económicos que permitan a A FAVOR DE LO MEJOR, A.C., cumplir cabalmente con su gigantesca misión.

Todos podemos  construir Copn los medios de comunicación un México mejor: Mejores medios para tus hijos.  Hay una invitación abierta para integrarse a la ASOCIACIÓN A FAVOR DE LO MEJOR, A.C.  Para mayores informes de cómo participar en esta campaña: sreyes@afavordelomejor.org o 5545 1274.

 

 



Sueños matrimoniales aún vigentes

 

Por: Querien Vangal

Dic. / 2008

 

La aspiración de llegar juntos hasta el altar para casarse sigue siendo un sueño de hombres y mujeres, aunque el creciente número de parejas en cohabitación parezca probar lo contrario.  Sobre este tema, me llamó mucho la atención una publicación inglesa, sobretodo en cuanto parecido, si bien no cultural, sí en cuanto a la posición de los diferentes estratos sociales, que queramos o no mantienen similitud actualmente en todo el orbe, "gracias" al fenómeno de la globalización.

 

Las evidencias de apoyo a este compromiso las recogía recientemente un libro publicado por el Instituto para el Estudio de la Sociedad Civil de Londres. "Second Thoughts on the Family" (Dudas sobre la Familia), de Anastasia de Waal, recoge información de una especial encuesta de opinión, además de entrevistas a 27 "creadores de opinión".

 

La encuesta del instituto reveló que cerca del 70% de los jóvenes querrían casarse. Esto contradice la postura adoptada por los dos principales partidos políticos, los laboristas y los conservadores, apunta el libro.

 

Los partidos diseñan sus políticas con la premisa de que la gente que no vive en familias casadas lo hace simplemente porque así lo ha escogido. Esta opción, continúa de Waal, es interpretada por algunos como un signo positivo de diversidad, por otros como un declive en los valores familiares.

 

Ambas interpretaciones, continúa el libro, se equivocan. De hecho, hay una clara relación entre pobreza y estructura familiar, con altos niveles de matrimonios en las clases medias y altas.

 

Las evidencias descubiertas por las investigaciones del instituto muestran que la verdadera línea divisoria sobre la familia hoy es de clase económica, debido a las tensiones que dan como resultado niveles más altos de cohabitación y divorcio en las familias con ingresos más bajos.

 

Así, mientras personas con altos niveles socio económicos popularizan justificaciones intelectuales para la fragmentación familiar, la práctica a gran escala de la cohabitación y de la maternidad en soltería está mucho más extendida en los niveles de bajos ingresos.

 

Mientras tanto, las tendencias intelectuales en las clases sociales altas y medias ya no consideran la familia con ambos padres como incompatible con el feminismo o la igualdad. Muchas personas que se declaran feministas están casadas, apuntaba de Waal, y tienen sus hijos.

 

Desgraciadamente, continuaba, apoyar el matrimonio, aunque privadamente se aspire a él, es visto todavía como anticuado.

 

En el resumen de los resultados presentado en el libro, de Waal cita datos del Millennium Cohort Study, una encuesta que examinaba la situación de familias que comenzaron su vida familiar alrededor del año 2000. El estudio encontró que:

- Entre quienes estaban solteros en el momento de nacer su hijo, el 28% no tenían ninguna calificación de estudios. El nivel de quienes vivían en cohabitación era del 13%, mientras que, en el grupo de los que estaban casados, sólo el 8% no tenía calificación educativa alguna.

- En contraste, el 43% de las madres que estaban casadas en el momento del nacimiento de su hijo tenían un nivel de estudios muy alto. Entre aquellas que cohabitaban esto caía hasta un 24% y entre las solteras sólo era del 10%.

- En el momento del nacimiento el 68% de los padres casados vivían en zonas económicamente aventajadas, mientras que así ocurría para el 56% de las parejas que cohabitaban y sólo el 35% para los progenitores solteros.

 

Frente a este tipo de información, de Waal mantiene que todos los partidos del espectro político deberían preocuparse de las estructuras familiares y el matrimonio. La combinación de un menor índice de matrimonios en las zonas con menores ingresos, mayores índices de divorcios y más familias con un solo progenitor entre quienes tienen bajos ingresos están muy conectados con la pobreza estructural.

 

La relación entre estructura familiar y economía es también un factor clave en la pobreza infantil, que es más común en las familias con un solo progenitor. El gobierno del Partido Laborista ha tomado iniciativas para aliviar la pobreza infantil, admite de Waal, pero es necesario, sostiene, que se centre también en atajar las causas de separación en lugar de sólo tratar con los efectos.

 

Así, una política familiar más eficaz apoyaría la estabilidad a través del trabajo, el cuidado de los hijos y el ayudar a los padres a afrontar sus responsabilidades. Trabajar con este objetivo no significa forzar a las familias disfuncionales a permanecer juntas, explica de Waal, sino más bien apoyar a las familias que trabajan.

 

El estudio del instituto propone algunas medidas políticas que podrían ser de ayuda para las familias.

 

- Remediar la debilidad del sistema educativo que ha llevado a un alto índice de inactividad educativa y económica a los jóvenes del Reino Unido.

- Introducir un sistema de rentas y un sistema impositivo que tenga en cuenta el estatus de dependencia de los hijos así como la situación de las parejas que no trabajen o tengan menos ingresos.

- Hacer más simple y universal el sistema de asistencia a la infancia.

- Introducir mecanismos de mediación entre los padres divorciados como un elemento central de trabajo a través de acuerdos prácticos y económicos. Esto no sólo mejoraría el cuidado de los hijos tras la separación sino también abriría la puerta a una potencial reconciliación.

 

Las divisiones económicas y de educación que están detrás de las estructuras familiares han sido el tema también de un artículo de opinión de Miranda Devine, publicado en el Sydney Morning Herald el 10 de abril.

 

En Australia, en 1996, una mujer con estudios universitarios entre los 30 y los 34 años era más probable que estuviera casada que una mujer menos educada. En el 2006, esto era todavía más probable.

 

Comentando los resultados publicados en el estudio "Partnerships At The 2006 Census", de Genevieve Heard, investigadora del Centro Monasch for Population and Urban Research, Devine afirmaba: "Aunque se consideró hace tiempo que el no estar formalmente casadas era una consecuencia lógica de la independencia económica de las mujeres con más estudios, para los niños de las clases bajas ha sido un desastre".

 

La investigación de Heard mostraba que, en el 2006 entre las mujeres de 30 a 34 años, el 61% de aquellas que tenían títulos académicos estaban casadas, en comparación con el 53% de las que sólo habían llegado hasta el instituto.

 

A principios de año, ISI Books volvía a publicar "Family and Civilization", un clásico de 1947 del sociólogo de Harvard Carle C. Zimmerman. En su prólogo para la nueva edición, Allan C. Carlson, presidente del Howard Center for Family, Religion and Society, comentaba que Zimmerman no era optimista sobre el futuro de la familia en la civilización occidental.

 

La familia no sólo era vulnerable a los desafíos intelectuales de quienes apoyaban un modelo atomista, sino que, según Zimmerman, también podría decaer debido a cambios en las tendencias religiosas y morales.

 

Carlson indicaba que Zimmerman había errado al no predecir el baby boom de después de la II Guerra Mundial, pero si predijo una gran crisis familiar a finales del siglo XX.

 

El mismo libro de Zimmerman traza la historia de la familia en un amplio recorrido de los últimos dos milenios. Uno de los temas centrales de su libro es la estrecha relación entre el estado de la familia y el bienestar de las civilizaciones.

 

El conflicto sobre la situación de la familia que Zimmerman predijo para finales del siglo XX estribaría en que el estado habría agotado su capacidad para preservar y mandar directamente en el sistema familiar.

 

Esta crisis, observaba, ha tenido lugar antes, como en las etapas finales de los periodos griego y romano. La familia fue rescatada por el surgimiento del cristianismo, pero actualmente el cristianismo, escribía Zimmerman, no goza de popularidad entre quienes dirigen la civilización actual.

 

El documento del Vaticano II "Gaudium et Spes" tenía palabras llamativamente parecidas a las de Zimmerman en algunas partes: "El bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar".Y continuaba: "Sin embargo, la dignidad de esta institución no brilla en todas partes con el mismo esplendor, puesto que está oscurecida por la poligamia, la epidemia del divorcio, el llamado amor libre y otras deformaciones".

 

La familia es el fundamento de la sociedad, declaraban los padres conciliares. "Por ello todos los que influyen en las comunidades y grupos sociales deben contribuir eficazmente al progreso del matrimonio y de la familia.". Una exhortación digna de recordarse frente a los continuos desafíos a la vida familiar.

 



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Los medios de comunicación, perniciosamente eternos

Por: Querien Vangal

Dic. / 2008

 

En perfecto horario, ha estallado un supuesto escándalo que trata de involucrar al cardenal George Pell, arzobispo de Sydney, la ciudad que acoge las Jornadas Mundiales de la Juventud.

 

El purpurado ha sido acusado de haber gestionado de manera inadecuada las denuncias de abuso sexual contra un sacerdote en el año 2003. Anthony Jones, quien hoy tiene 54 años, ha acusado al padre Terrence Goodall de abusos sexuales en 1982.

 

Goodall presentó su renuncia, el 25 de julio de 2003, a petición del cardenal Pell, quien le había amenazado con usar el Derecho Canónico para provocar su dimisión.

 

De todos modos, el cardenal reconoció en una carta enviada a Jones que consideraba insuficientes las pruebas de la acusación de violación.

 

Nuevas pruebas sacadas a relucir esta semana bajo forma de conversación telefónica grabada demostrarían que Goodall admitió ante Jones que la relación no fue consentida. En ellas se basa la campaña que han querido lanzar los medios australianos para acusar al cardenal de incompetencia.

 

A la luz de los comentarios de Goodall, el cardenal Pell emitió este jueves una declaración en los que afirma que ha "formalmente transmitido las cuestiones planteadas esta semana a una comisión consultiva independiente", guiada por el antiguo juez de la Corte Suprema de Nueva Gales del Sur, Bill Preistley, quien presentará al cardenal de las opciones posibles.

 

Forman parte de la comisión un sacerdote, así como expertos en derecho, negocios y psiquiatría, que se rigen por protocolos orientados a favorecer la curación de la víctima.

 

En respuesta a las acusaciones publicadas por los periódicos australianos, jóvenes del país han organizado una serie de blogs, foros, y sitios sociales en Internet a favor del cardenal, en los que le ofrecen oraciones y apoyo.

 



Misión de los setenta y dos

 
Por: Querien Vangal

Dic. / 2008



Leyendo los evangelios, intuitivamente me detuve en algo me hizo meditar y reflexionar largamente, en Lucas 10, 1-9.

 

«En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa." Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."»


Reflexión:

 

San Lucas fue compañero de San Pablo en sus viajes apostólicos, como él mismo escribió en los "Hechos de los apóstoles". En el evangelio de hoy, Cristo manda a sus discípulos de dos en dos a predicar el mensaje del Reino de Dios. Dios nos ha hecho por tanto sus evangelizadores, los mensajeros de la Buena Nueva que Cristo ha traído a este mundo.

 

Para tal misión Dios ha querido elegir en este mundo a unas personas para que anuncien su palabra y, con su ejemplo, den testimonio de la venida de Cristo. Seguro que yo también soy una de esas personas elegidas por Dios.

 

Ahora bien, Dios nos advierte que nos manda en medio de lobos, porque el mundo en el que nos toca vivir y predicar la palabra de Dios, muchas veces se cierra al mensaje cristiano de la verdad y del amor. Anunciemos por tanto la paz que Dios ha venido a traernos hace 2000 años, pero que nosotros hemos de renovar todos los días; conseguir que todas las personas que nos rodean sientan en sí la redención que nos ha traído Cristo en el misterio de la Encarnación.

 

San Lucas, modelo de entrega a la predicación del Evangelio hasta la muerte, sea quien nos ayude a llevar a todas las almas al conocimiento de Cristo, para conseguir la paz de nuestras almas.

 

Que María, nuestra Madre, lleve a Jesús todas nuestras intenciones de ser mejores portadores del Evangelio.



Le falta algo al diccionario


Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Dic. / 2008



La palabra benedicencia es la gran ausente del diccionario. Si intentas escribirla en tu computadora en un documento de texto, inmediatamente te la corregirá cambiándola por beneficencia. Si insistes, te la subrayará en rojo como un error. Pero el verdadero error consiste en que existiendo el término que indica el vicio, maledicencia, no aparezca el vocablo que indica la virtud.

 

La benedicencia radica fundamentalmente en hablar bien de los demás. Sin embargo, no se limita sólo a eso. Por un lado, esta virtud nos invita a silenciar los errores y defectos del prójimo, por otra parte, nos estimula a ponderar sus cualidades y virtudes.

 

Jesucristo nos exhortó a la vivencia de esta virtud cuando dijo a sus discípulos: "amad a vuestros enemigos, haced el bien a quienes os odian, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen" (Lc 6,27-28). La enseñanza del cristianismo no consiste en no odiar, no maldecir, no dañar. Por el contrario, el Maestro nos invita a trabajar en positivo: Amad, bendecid, rogad.

 

Para vivir la benedicencia es necesario promover los comentarios positivos dentro de la familia. Varios de los conflictos dentro de la familia surgen de alguna palabra hiriente, de frases irónicas o comentarios negativos, etc. La influencia que recibimos de algunos medios de comunicación nos puede inducir a comportarnos de esta manera. Basta encender la televisión para ver cómo se insultan los miembros de distintos partidos políticos, cómo se exageran los errores y defectos de los demás. El 90% de las telenovelas nos muestran cómo surgen las intrigas familiares, en muchos casos debidas a la mentira, a la calumnia y a la difamación.

 

Se puede crear un ambiente muy positivo si al llegar de la escuela los hijos, en lugar de criticar a sus maestros del colegio, comentaran aquello que han aprendido ese día de ellos. Si la esposa recibe a su esposo, no con una queja por llegar tarde a comer, sino con un saludo cariñoso. Si el esposo al regresar de sus compromisos, comentase los proyectos que tiene en su trabajo y no los defectos que tienen su jefe o sus empleados. Hablar bien no significa mentir, no significa adular, comporta más bien reconocer las cualidades y virtudes de los demás.

 

Es importante silenciar los defectos de los demás. En algunos ambientes el chismorreo es la comidilla de todos los días. Esta es la influencia que recibimos diariamente gracias a las "revistas del corazón" y a ciertos programas televisivos que únicamente buscan ventilar las intimidades de los otros. El hombre que domina su lengua es un hombre perfecto, nos dice el apóstol Santiago. Al mismo tiempo, nos advierte que la lengua, aun siendo un miembro muy pequeño, puede ser fuego que incendie el ambiente o un veneno mortífero. Y termina diciendo que no podemos con la misma boca bendecir a Dios y maldecir a los hombres. (cf. St 3,1-12).

 

Si un día se quemó la cena o no estuvo a tiempo, podemos silenciar este defecto y agradecer a la persona que la preparó. Si mi hermano reprobó 2 materias en el colegio, no tengo por qué irlo pregonando a todo el mundo, más bien podría comentar las materias en las que le ha ido bien. Y si no tengo nada bueno que decir, lo mejor es callar. Silenciar los errores no significa hacerse de la "vista gorda", más bien estipula que se comente algo sólo con quien puede poner solución al problema. No significa aprobar los errores y defectos: se busca más bien combatir el error, pero al mismo tiempo conservar la buena fama de quien lo comete.

 

En una ocasión un penitente se acusó de haber difamado a una persona. El sacerdote le pidió que antes de darle la absolución fuera al día siguiente con una almohada de plumas a la iglesia. Ese día subieron los dos al campanario y el sacerdote le pidió que destruyera la almohada. Al momento las plumas se esparcieron por toda la ciudad. El sacerdote le hizo ver que eso mismo sucedía con la maledicencia y la difamación, no se sabía hasta dónde podían llegar y no había manera de detenerlas o de resarcirlas. A partir de ese momento, después de la absolución, se comprometió a tratar de vivir todos los días la virtud de la benedicencia.

 

 


Las relaciones Iglesia - Estado

Por: Querien Vangal

Dic. / 2008

  

La historia de Occidente -especialmente la de nuestro país-, está llena de encuentros y desencuentros entre la Iglesia y el Estado. Son varios los lugares comunes a los que acuden quienes critican cualquier comentario o acción de la Iglesia que no se ajuste al prejuicio que dice circunscribe la religión al templo. La realidad es que muchas veces quienes acusan a la Iglesia de intervenir en cuestiones "que no son de su incumbencia" denotan, en el mejor de los casos, un desconocimiento o una reducción de las definiciones básicas de lo que critican.

 

En este tema están involucrados tres actores: el Estado, la Iglesia y la persona humana miembro de un Estado, que a su vez puede ser parte de la Iglesia.

 

El Estado es "una persona moral suprema y omnicomprensiva creada y organizada por el Derecho primigenio que un pueblo determinado que se haya dado en su vida histórica. Conforme a su naturaleza jurídica, el Estado se integra con la concurrencia de diferentes elementos sin los cuales no podría existir ni concebirse. En el Estado convergen elementos formativos, o sea, anteriores a su creación como persona moral, y elementos posteriores a su formación, pero que son indispensables para que cumpla con sus finalidades esenciales. Dentro de los primeros, se encuentran la población, el territorio, el poder soberano y el orden jurídico fundamental, manifestándose los segundos en el poder público y en el gobierno"

 

Considerando lo anterior, podríamos mencionar entre otras cosas, que lo que algunos denominan como "Estado" es en realidad el gobierno o el poder público. El poder público es parte del Estado, sin embargo, no lo abarca completamente. Así, cuando cualquier ciudadano (miembro o no de la Iglesia) se refiere a algún asunto público que atañe a toda la sociedad (de la que forma parte), lo hace como miembro de ese Estado. Aunque la responsabilidad de hacerse cargo de la cosa pública recae en los gobernantes, esta no es excluyente.

 

Por otro lado, de acuerdo al Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, "con el término «Iglesia» se designa al pueblo que Dios convoca y reúne desde todos los confines de la tierra, para constituir la asamblea de todos aquellos que, por la fe y el Bautismo, han sido hechos hijos de Dios, miembros de Cristo y templo del Espíritu Santo".

 

Bajo esa perspectiva, todos aquellos que han sido bautizados son la Iglesia, lo que contradice los comentarios o publicaciones que confunden al alto clero con toda una comunidad eclesial. En un país en el que la mayoría de los ciudadanos están bautizados, la Iglesia, a través de los ciudadanos bautizados que votan o participan en asuntos públicos constantemente hace política.

 

Así, como primera aproximación, pudiéramos sugerir que el conflicto entre ambas instituciones se da debido a que las dos apelan al tercer actor que mencionamos: La persona humana, que es un ser inmerso en un complejo mundo de relaciones sociales, afectivas, laborales, intelectuales. No nos referimos a una entelequia sino al hombre concreto que busca la felicidad y que debe ser considerado desde un punto de vista integral, con su corporeidad, estados de ánimo, inteligencia y voluntad, so pena de reducirlo a una caricatura de si mismo.

 

Considerar a la persona humana desde una perspectiva integral nos obliga a reconocer los múltiples ámbitos en los que se desenvuelve, algunos de los cuales se intercalan. Quien pretenda que una persona pueda dejar sus convicciones religiosas o políticas como se deja un abrigo no solo desconoce la naturaleza del ser humano sino que lo orilla a tomar posiciones parciales y contrarias a su propio modo de ser.

 

Nos parece que el pretender que las personas asuman roles parciales en su vida cotidiana, promueve la exaltación de personas no integras.

 

Finalmente, como instituciones, tanto el Estado como la Iglesia han definido la relación que deben llevar.

 

El artículo 130 de nuestra Constitución dice: El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias orienta las normas contenidas en el presente artículo. Las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley. Corresponde exclusivamente al Congreso de la Unión legislar en materia de culto público y de iglesias y agrupaciones religiosas. La ley reglamentaria respectiva, que será de orden público, desarrollará y concretará las disposiciones siguientes:

 

a) Las iglesias y las agrupaciones religiosas tendrán personalidad jurídica como asociaciones religiosas una vez que obtengan su correspondiente registro.

b) Las autoridades no intervendrán en la vida interna de las asociaciones religiosas;

c) Los mexicanos podrán ejercer el ministerio de cualquier culto. Los mexicanos así como los extranjeros deberán, para ello, satisfacer los requisitos que señale la ley;

d) En los términos de la ley reglamentaria, los ministros de cultos no podrán desempeñar cargos públicos. Como ciudadanos tendrán derecho a votar, pero no a ser votados.

e) Los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios.

 

De acuerdo a ese artículo de nuestra Carta Magna, se reconoce la existencia de la Iglesia como una institución cuya vida interna no puede ser intervenida por las autoridades, y ahí mismo se determina que los ministros tendrán que observar algunas condiciones. En términos generales, el contenido del citado artículo coincide con posicionamientos expresados por diversos obispos en elecciones recientes, toda vez que la Iglesia, so pena de perder su carácter de universal no debe apoyar a un determinado sector en perjuicio de otro.

 

La restricción que se hace a los ministros de oponerse de algunas a leyes que se consideren injustas o expresar sus puntos de vista sobre la situación es donde se han generado los desencuentros más recientes.

 

En el Compendio de Doctrina social de la Iglesia se explica la razón por la cual opinan algunos ministros sobre las leyes: "La autoridad debe emitir leyes justas, es decir, conformes a la dignidad de la persona humana y a los dictámenes de la recta razón: «En tanto la ley humana es tal en cuanto es conforme a la recta razón y por tanto deriva de la ley eterna. Cuando por el contrario una ley está en contraste con la razón, se le denomina ley inicua; en tal caso cesa de ser ley y se convierte más bien en un acto de violencia». La autoridad que gobierna según la razón pone al ciudadano en relación no tanto de sometimiento con respecto a otro hombre, cuanto más bien de obediencia al orden moral y, por tanto, a Dios mismo que es su fuente última. Quien rechaza obedecer a la autoridad que actúa según el orden moral «se rebela contra el orden divino» Análogamente la autoridad pública, que tiene su fundamento en la naturaleza humana y pertenece al orden preestablecido por Dios, si no actúa en orden al bien común, desatiende su fin propio y por ello mismo se hace ilegítima."

 

Por otro lado, en el citado documento, "La Iglesia y la comunidad política, si bien se expresan ambas con estructuras organizativas visibles, son de naturaleza diferente, tanto por su configuración como por las finalidades que persiguen. El Concilio Vaticano II ha reafirmado solemnemente que «la comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno». La Iglesia se organiza con formas adecuadas para satisfacer las exigencias espirituales de sus fieles, mientras que las diversas comunidades políticas generan relaciones e instituciones al servicio de todo lo que pertenece al bien común temporal. La autonomía e independencia de las dos realidades se muestran claramente sobre todo en el orden de los fines".

 

En ambos casos, ambas instituciones reconocen su independencia y autonomía, y en términos generales, podríamos coincidir en que los fines que buscan son el bien común temporal y por otro lado, el espiritual por el otro.

 

Concluyendo, una sociedad madura reconoce la importancia de ambas instituciones y abre canales de colaboración para que cada una de ellas busque realizar sus fines de la mejor manera. A final de cuentas, de quien hablamos es de cada uno de nosotros, que tenemos el derecho a vivir una vida íntegra.

 

 



La integración de los inmigrantes pasa a través de los jóvenes

 

Por: Querien Vangal

Dic. / 2008

 

Los jóvenes migrantes "deberían tomar parte en cómo se proyectan las políticas sobre la inmigración", porque son precisamente ellos quienes "están orientando la conciencia común, desde una percepción negativa de la emigración a una positiva".

 

El arzobispo Agostino Marchetto, Secretario del Consejo Pontificio de la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, lo afirmó en Bruselas, en una Conferencia organizada por la Fundación Konrad Adenauer (Konrad-Adenauer-Stiftung).

 

Interviniendo sobre "la integración de los jóvenes desde situaciones de emigración: motivaciones cristianas y contribución de las Iglesias", el prelado ha observado que los jóvenes migrantes deben desempeñar un papel más significativo en las políticas sociales porque "son precisamente ellos quienes están creando un mundo más seguro, acogedor y multicultural, a pesar de todo".

 

Según las estimaciones oficiales, recordó, un tercio de los migrantes a escala mundial tiene una edad media comprendida entre los 15 y los 25 años. A ellos se añaden los hijos de los emigrados de primera generación, reunidos con sus familias de origen o nacidos en el país de inmigración, o que han cumplido en el ciclo de la escolarización.

 

Las segundas generaciones y los jóvenes pertenecientes a minorías étnicas, sostiene el arzobispo, constituyen un grupo "con fuerte riesgo de doble marginalización, en cuanto jóvenes que experimentan, a la vez que sus coetáneos autóctonos, los problemas y dificultades ligadas al estudio y al acceso al mundo del trabajo, como en cuanto a miembros de minorías más o menos excluidas y estigmatizadas".

 

En un contexto migratorio, las preguntas existenciales parecen agudizarse, "haciendo surgir en términos nuevos el problema de la auto-identificación, expresado incluso en los interrogantes sobre el sentido de la vida, sobre la justicia social, sobre la salvaguarda de la creación y sobre la relación con Dios".

 

En esta clave, según el arzobispo, la migración "puede definirse también como una experiencia 'espiritual' en el sentido que induce más fácilmente a plantearse cuestiones fundamentales y a intentar desvelar el misterio de la vida".

 

"Precisamente en estas coyunturas, la religión tiene un rol crucial para la construcción de la identidad, en la búsqueda de significados y en la formación de los valores, sobre todo en los jóvenes con experiencias migratorias".

 

El papel de las Iglesias, subraya monseñor Marchetto, es relevante "en una doble vertiente: la de la salvaguarda de la identidad cultural y en el de la integración en el nuevo contexto". Los dos aspectos, constató, se entremezclan, porque "muchos jóvenes inmigrantes se convierten de hecho en ciudadanos de una nueva patria, en la que han decidido poner las esperanzas de una vida mejor, precisamente gracias a los recursos que también la adhesión religiosa les ha proporcionado".

 

En su opinión, la mejor contribución que la Iglesia puede dar a día de hoy sobre esta cuestión es el esfuerzo de crear "una sólida y fecunda cultura del diálogo, a nivel ecuménico, interreligioso e intercultural".

 

De la misma forma, debe promover una atención constante hacia la centralidad de la persona humana y la defensa de los derechos del hombre, porque la integración "es ante todo una cuestión de relaciones entre personas de distintas pertenencias e identidades, que comparten el mismo espacio físico, social, administrativo y político".

 

"No son por tanto al final diferentes cultural las que se encuentran, o se confrontan, sino las personas que pertenecen a ellas".

 

El prelado ha augurado una mayor atención por parte de los medios de comunicación social a los jóvenes con experiencias migratorias, nacidos en un país extranjero de padres inmigrantes o que han llegado a él cuando eran muy pequeños.

 

Si en general "consiguen vivir en armonía, o casi, con dos culturas sin contrastes dramáticos, sin sentirse íntimamente divididos", esta "no es una conquista fácil", admitió, y no raras veces los jóvenes de segunda generación "no se sienten integrados del todo como sus coetáneos nativos".

 

Según el prelado, "hay al menos tres razones principales que suscitan sentimientos de preocupación e incluso alarma" hacia los inmigrantes: "el miedo a recibir flujos caóticos de migrantes, una percepción negativa de la presencia de guetos en las ciudades, y la rivalidad en el mercado de trabajo".

 

"Todo esto confirma que la única vía de la integración es la participación tanto de los inmigrantes como de la sociedad civil en este proceso", objetivo que se ha puesto el Consejo Pontificio para la Pastoral con Migrantes e Itinerantes, en sinergia con las comisiones de pastoral migratoria de las Conferencias Episcopales de todo el mundo.

 

"Uno se puede preguntar si es posible elaborar una nueva vía de integración, no como solución diseñada encima de una mesa, sino como experimentación de un proceso de cohesión y participación, partiendo también de un gran recurso como el que representan los jóvenes migrantes de segunda generación", propuso.

 

Esto, con todo, solo será posible en la medida en que se consiga difundir "la conciencia de que la presencia de los inmigrantes no es pasajera, sino estructural, y que es un gran recurso para el camino de la humanidad".

 



La incongruencia a la orden del día

 

Por: Querien Vangal

Dic. / 2008

 

Se acerca el fin de este azaroso 2008 y no quiero pasar por alto referirme a un muy significado suceso que aconteció durante el año.  En un tiempo en el que la visión laicisista –que no laica–, como plaga imparable, quiere apoderarse de los lugares públicos; en una actualidad que muchos han definido como el retorno a la persecución religiosa, un grupo de políticos de diferentes vertientes partidistas, se reunieron en torno al altar para celebrar el día de su Santo Patrono, Tomás Moro.

 

El día miércoles 25 de junio Pmo. Pdo. tuvo lugar la misa de los políticos, en la Parroquia de Santo Tomás Moro, cuya fiesta fue el domingo 22 del mismo mes. Este año se cumple el séptimo aniversario de la inauguración de estas celebraciones.

 

Fue en 2001 cuando se convocó por primera vez a los políticos católicos de México a asistir a esta misa para orar por la patria, y para pedir las luces del Espíritu Santo para servir de la mejor manera a la nación.

 

Nunca, en los seis años anteriores, hubo tanta participación como en esta ocasión. Al principio, la misa era una novedad, y los primeros años fue cubierta por una enorme cantidad de reporteros y camarógrafos que prácticamente ocupaban la mitad de la iglesia.

 

Era la sensación, la novedad, un poco el escándalo de que funcionarios públicos, secretarios de Estado -como el entonces controversial Carlos Abascal, que puso, junto con Vicente Fox, el ejemplo de lo que es ser congruente-, senadores, diputados, asistieran a estas celebraciones. Al finalizar cada misa, durante los primeros cuatro o cinco años, un enjambre de micrófonos, cámaras y grabadoras, se venían encima de los piadosos que asistían, no ejerciendo su cargo público, sino haciendo uso de su libertad de culto.

 

Este año, el ambiente fue diferente: menos escándalo periodístico y más piedad, más autenticidad. El espíritu era de oración y no de lucimiento. Quienes asistieron no iban a ser fotografiados, ni entrevistados… iban a orar, a encomendarse al Santo que les dio ejemplo en su función pública, al hombre que no renunció a sus principios ni a sus convicciones, aún cuando ello significara perder su "honra", su poder, y hasta la vida.

 

 

El hombre que demostró que los deberes de conciencia están por encima, incluso, de la propia vida… Un servidor público que fue congruente hasta el final y que, por muy raro que suene –hay quien podría decir que se rebeló contra Enrique VIII, pero en realidad, le hizo el enorme bien de no solaparlo en su error–, sirvió a su rey y a su Iglesia hasta el día de su muerte. Ese fue Tomás Moro…

 

Hoy, a los políticos les corresponde enfrentar un mundo difícil. Hoy, no es un rey caprichudo el que les pone un ultimátum y los coloca entre la espada y la pared; en la actualidad existen nuevos tiranos: la corrupción, el "qué dirán", la comodidad del mundo materialista en el que estamos sumergidos, el pragmatismo del "voto" –hay que conseguir votos a toda costa, aunque ello signifique pasar por encima de la propia conciencia, de las propias "convicciones"– y, al final, el propio egoísmo y la cobardía de nadar contra corriente, de ser criticado y tachado de "mochilón" o de "anticuado-antidemocrático"…

 

Dicen que cada época presenta sus propias dificultades, y creo que hay razón en esa afirmación. Sin embargo, siempre podemos aprender de quienes nos precedieron. Tomás Moro fue, y sigue siendo, sin duda, un ejemplo de congruencia. Esa es una virtud que a los políticos de hoy en día –mexicanos o extranjeros– les haría mucho bien desarrollar.
 

Y es que la congruencia es la primera muestra de que, quien la posee, actúa de buena voluntad: no en vistas de intereses bastardos, sino con el fin de respetar los principios en los que cree, que pueden ser correctos o equivocados… ¡pero cuánto avanzaríamos si, aunque no hubiera uniformidad de pensamiento –¡que gracias a Dios no la hay!–, todos actuáramos sin egoísmos, sin planes y "complós" secretos –o no tan secretos– para "prosperar" a costa del país…

                                                                               

 Al final de la misa, el sacerdote –un alemán carismático y simpático, que lleva viviendo en México varios años ya, y que tiene un marcado acento alemán, aunque habla el castellano con fluidez­– señaló: "Estoy verdaderamente impresionado", porque en Alemania, sería imposible reunir a un grupo de políticos en una iglesia, para rezar.

 

Lo dijo de todo corazón, y con mucha afabilidad felicitó a los asistentes porque, sin importar condición, partido político o simpatías, acudieron a la ceremonia con espíritu de oración.

 

Cuando algunos de los asistentes aplaudieron su discurso final, con gran humildad el padre se sonrojó un poco y dijo en tono de broma: "Esos aplausos son para allá arriba, seguramente, ¿verdad?", y con el dedo señalaba hacia el cielo.

 

Así concluyó la celebración en honor al Patrono de los Políticos, a la que asistieron personalidades como Carlos María Abascal Carranza ­quien en siete años, nunca ha fallado a una sola de las misas­, director general de la Fundación Rafael Preciado Hernández; la senadora María Teresa Ortuño; la comisionada de Migración, Cecilia Romero; el senador Jorge Ocejo; el diputado federal Antonio Sánchez Díaz de Rivera; el director general de CONAGUA, José Luis Luege; el director general de FONACOT, Arsenio Díaz Escalante; y muchas otras figuras públicas.

 

 

 



La historia inédita de las Jornadas Mundiales de la Juventud

 

Por: Querien Vangal

Dic. / 2008

 

Narrada por uno de sus creadores, El cardenal Cordes, uno de los creadores de las Jornadas de las Jornadas Mundiales de la Juventud, explicó que cuando en 1983 se pensó en convocar una Jornada Mundial de la Juventud, en el Vaticano parecía una idea descabellada, imposible de realizar. Hoy, como demuestra Sydney, se ha convertido en uno de los acontecimientos evangelizadores más importantes para la Iglesia.

 

El cardenal Paul Josef Cordes, hoy presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum", en ese momento vicepresidente del Consejo Pontificio para los Laicos, narró la historia inédita de las Jornadas Mundiales de la Juventud al celebrar los 25 años del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo, dependiente de la Santa Sede, el 15 de marzo pasado.

 

La idea de crear las Jornadas Mundiales de la Juventud nació en el Año Santo extraordinario 1983/84. La ciudad eterna fue invadida por asociaciones, sociedades, hermandades y grupos de todo tipo. Uno de los voluntarios del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo (creado por Juan Pablo II hace 25 años junto al Vaticano), don Massimo Camisasca de "Comunión y Liberación", preguntó: "¿Por qué, en este Año Santo, no hacemos también un encuentro internacional de la juventud?". Respondí: "La idea es interesante; pero ¿quién podrá organizarlo?". Me parecía evidente que un asunto semejante excedía completamente las posibilidades del Consejo Pontificio para los Laicos. Y que habría podido lograrlo sólo a condición de que se empeñaran en ello todas las nuevas iniciativas espirituales que colaboraban en el Centro. Los reunimos y fuimos capaces de arrancarles su disponibilidad, contra el parecer de algunos de entre los dirigentes mayores, que, debido a sus pésimas experiencias en una reunión análoga celebrada el Año Santo de 1975, suscitaron muchas reservas. Pero --gracias a Dios-- los escépticos no lograron apagar la fresca serenidad y el necesario impulso juvenil de los demás.

 

Cuanto más se acercaba la primera Jornada de la Juventud, tanto más fuertes se manifestaban las resistencias externas. De algunas diócesis que habíamos invitado, llegaban comentarios críticos, como: "No es competencia del Vaticano ocuparse de nuestros jóvenes". El alcalde (comunista) de Roma se desdijo a última hora de autorizaciones ya concedidas, de manera que no fue posible preparar el previsto campamento de tiendas en el parque de la Pineta Sacchetti de Roma ni instalar allí los alojamientos asignados. A los ecologistas se asociaron periodistas para dar la alarma sobre la inmediata devastación de jardines y áreas públicas de la urbe. Aparecieron artículos de periódico con títulos del tipo "Llegan los Hunos". Y sin embargo, a pesar de nuestra total inexperiencia en cuanto a megareuniones de ese tipo, y a pesar de los obstáculos interpuestos, el gran encuentro fue un éxito triunfal. Algo así como trescientos mil jóvenes acogieron la invitación del Papa y el Domingo de Ramos participaron en la eucaristía en la Plaza de San Pedro. La masa de extranjeros era muy superior a la esperada, y sin embargo todo se desarrollò de modo tan ordenado y ejemplar que asombró al mundo entero. El nonagenario cardenal decano Carlo Confalonieri, que había seguido algunas fases de la fiesta juvenil desde la terraza de la basílica vaticana, observó: "Ni siquiera los romanos más viejos pueden recordar algo semejante".

 

En el Consejo para los Laicos desgastamos hasta la última de nuestras fuerzas físicas. Durante medio año no tuvimos en mente otra cosa que la Jornada de la Juventud. Todo el resto lo habíamos dejado de lado. Que nos echasen en cara el haber creído en ella y haber querido organizarla con todas nuestras fuerzas; de hecho habíamos pagado nuestra deuda con la juventud mundial hasta el último céntimo. Evidentemente el Papa Juan Pablo II pensaba de otro modo. Poco antes de las vacaciones veraniegas nos hizo saber: "El año próximo ha sido proclamado por la ONU el Año de la Juventud. ¿No sería el caso de invitar de nuevo a Roma a la juventud del mundo?".

 

Al oír la propuesta, es comprensible que nuestro entusiasmo fuera muy contenido. Quedaba muy poco tiempo para los preparativos, ya que la pausa de las vacaciones estivales con los dos meses de interrupción estaba a las puertas, y la fecha a fijar sería de nuevo el Domingo de Ramos. Sin decir que no habríamos podido de nuevo durante medio año pretender el empeño de grupos del Centro para una nueva Jornada de la Juventud. Por otra parte debíamos decir sí al Papa, sobre todo porque es el Papa, y luego porque habíamos visto en primera persona que la primera Jornada de la Juventud había marcado un gran impulso de fe para muchísimos jóvenes. Nuestra buena disposición a la obediencia encontró pronto un eco inesperado, que nos quitó muchas preocupaciones: Chiara Lubich, la fundadora de los Focolares, puso a nuestra disposición todas las fuerzas de su movimiento, de modo que pudimos apoyarnos en una organización ya rodada.

 

Por segunda vez, la participación de los jóvenes fue oceánica: en la liturgia de clausura ante la basílica de Letrán se contaron cerca de doscientas cincuenta mil personas. En el Consejo para los Laicos habríamos querido cerrar por un poco el capítulo "juventud"; nos incumbían muchas otras obligaciones. El Lunes Santo, al límite de la extenuación, me escapé a Alemania para poder finalmente dormir y recuperarme un poco del cansancio. El Domingo de Pascua seguí la transmisión televisiva de la liturgia en la Plaza de San Pedro. La homilía del todavía joven Papa me entusiasmó. Pero un pasaje me irritó, con muchísima energía el Papa dijo estas frases: "Me encontré el domingo pasado con centenares de miles de jóvenes y tengo impresa en el alma la imagen festiva de su entusiasmo. Deseando que esta maravillosa experiencia pueda repetirse en los años futuros, dando origen a la Jornada mundial de la juventud en el Domingo de Ramos...". El Santo Padre le había cogido gusto, y había instaurado una práctica nueva en la Iglesia católica.

 

Así empezó la celebración de las jornadas de la juventud, que ha tocado diferentes países del planeta, alternando reuniones internacionales con las realizadas en las iglesias locales. La inauguró Buenos Aires en Argentina. Siguieron España, Estados Unidos, Europa y Asia. De especial relieve fueron el encuentro de París y el de Roma durante el Año Santo de 2000. La cumbre numérica se tocó en Filipinas, donde se reunieron algo así como cuatro millones de personas en fiesta. Los medios estuvieron de acuerdo en comentar que la familia de los pueblos no había asistido nunca a un evento en el que hubiera participado --voluntariamente con grandísima alegría- una tan gran multitud de personas.