Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
Octubre / 2008
La ciencia sostiene que la llave de la casi inmortalidad humana está cercana porque podrá ser prolongada la existencia, al menos al doble de lo que dura hoy en día. Sin embargo, aún se busca afanosamente la fuente de la eterna juventud molecular: freno a la imparable vejez del organismo y el alejamiento de la muerte. El investigador Lithgow y su equipo de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, ha descubierto una partícula de un cromosoma que parece ser la responsable del envejecimiento orgánico, si bien en el momento actual el descubrimiento se limita a cierto tipo de gusanos, consiguiendo aumentar su expectativa vital hasta en 70 por ciento.
Queda pendiente aislar el gen llamado "Age One" en el ser humano y desarrollar una terapia adecuada.
No se trata de lograr la vida eterna, porque esta noción para los humanos está tan mortalizada que hasta la eternidad humana muere. Y es que ni biológica ni teóricamente, ni en la utopía de la eternal life, se puede dar; pero sí es posible en el sentido de que los nuevos descubrimientos permitan la curación de enfermedades como la del Alzheimer, el SIDA, la eliminación de tumores malignos, e incluso impedir el surgimiento de canas o la formación de arrugas. Lithgow cree firmemente que se lograrán resultados concretos en el sector en un plazo no mayor de una década.
Thomas Dandekar, biólogo teutón del famoso laboratorio molecular de técnica de punta de Heildelberg, considera que es improbable lograr una prolongación substancial de la vida humana, sin importar que se haya conseguido en gusanos. Para él, la búsqueda de la inmortalidad, de la fuente de la eterna juventud, es una utopía y sólo es factible prolongar la existencia gracias a ciertos medicamentos, en combinación con determinada alimentación y aderezada con actitudes vitales. Con todo eso se podría prolongar la vida en una década o tres lustros, cuando mucho, pero no más.
Incluso, sostiene este alemán que el mejor medicamento para una larga vida libre de dolores sigue siendo tener un contacto social sano y un entrenamiento adecuado para el cuerpo y para el ánimo o espíritu. Porque quien se para se oxida.
Aún antes de que se pensara en alcanzar la fuente de la eterna juventud, los científicos discuten por qué las células, los órganos y los organismos van perdiendo sus funciones con los años para acabar muriendo. ¿Es una fatalidad o un programa genético?, se interrogan. Se han lanzado muchas teorías, algunas contradictorias, y es posible que todas ellas contengan su trozo de verdad. Sin embargo, dos posiciones fundamentales emergen.
Para los partidarios de las teorías del azar o estocásticas, el envejecimiento es el resultado de incontables y pequeñas lesiones que se producen casualmente en el cuerpo. Substancias muy reactivas, los llamados radicales libres, reaccionan con la grasa de las células corporales y permeabilizan sus membranas, lo que permite que proteínas vitales para la existencia sean atacadas desordenadamente, al igual que el ADN (ácido desoxirribonucleico). Las constantes alteraciones acaban destruyendo todo el sistema.
Debido a que los radicales libres se producen por la digestión, los estocásticos –teorizantes del azar– concluyen afirmando que "cuanto menos se come, más se vive". Los experimentos realizados con la llamada mosca de la fruta parecen confirmar estas teorías estocásticas.
La teoría más extendida, enfrentada a la primera, es la determinista, la cual parte del supuesto de que la edad máxima está programada genéticamente. Las células prosiguen su ritmo vital hasta su muerte programada, siguiendo un reloj biológico vital que sabe cuándo finaliza su cuerda de marcar el antes y el después: el tiempo, en una palabra.
Las mismas células del tejido conjuntivo se dividen con una frecuencia limitada. Tras un número determinado de divisiones, las células mueren. Ello es una frontera entre la vida y la muerte, fijada por los telómeros, que se ubican al final de los cromosomas. Cada vez que se copian los cromosomas mediante la división celular, los telómeros se acortan.
Para muchos gerontólogos está demostrado que existe como mínimo una dependencia entre la expectativa vital de los organismos y la capacidad de división de sus células, algo demostrado y medido en los laboratorios con precisión. Pero es muy posible que esta teoría constituya sólo una parte de la verdad.
Tal vez, como afirman algunos científicos, la vejez esté determinada por una multitud de factores y sí parece posible combatirlos uno a uno. Lo que es imposible es superar la conjunción y resultados de todos para encontrar la fuente de la eterna juventud, más allá de la imaginación: en realidad
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