domingo, 4 de abril de 2010

Aquí sólo mis chicharrones truenan

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

mayo / 2008

 

El escenario político nacional, como diría mi compadre Cayetano;  "está que arde", con estiras y aflojes que son la muestra inequívoca de que no hay, hasta el momento, principalmente por la terca postura de AMLO, dirigente indiscutible de los "progresistas", una posibilidad de entendimiento, y el propósito de todos de encontrar una solución al  conflicto.

Al estudiar el planteamiento actual de la Teoría de los Conflictos, se descubre que en el pasado existían recomendaciones para crear bloques capaces de imponerse al adversario y derrotarlo, aunque no necesariamente tuviera la razón. Actualmente, se crean organismos enfocados en enseñar a negociar tomando en cuenta que a partir de ello se encuentra un principio de entendimiento, como fundamento de una real democracia.

En el caso actual, AMLO no quiere resolver el tema de la reforma energética, su obsesionante interés únicamente es bloquear cualquier iniciativa, particularmente esta que resulta ad hoc para introducir el tan sobado populismo que es su arma por excelencia, y que usa a su antojo para sembrar la duda, el odio y la descalificación contra cualquier que  intente de usar la lógica y la razón.  Esto conlleva desde luego a crear un divisionismo que es el clásico factor para destruir pueblos.

"Her Mein Führer" Andrés Manuel lo que pretende, por que así es su voluntad, o como diría Juan Pueblo: "por sus pistolas", es una movilización nacional y exige que se consulte a todos, excepto a los que é no quiera –Hitler exceptuó a los judíos--  con la certidumbre de escuchar la respuesta –única--  que él ha venido induciendo sin que alguien ose manifestar su desacuerdo

Los detractores de AMLO tampoco tienen la idea de crear el debate sobre lo que pueda modificarse para llegar a un acuerdo. Para otros, la importancia es acabar con el señor López, pero en ambos casos, el problema es que se pierde de vista el tema central de la discusión.

En la medida en la que se personalizan los temas, se sacan de su verdadero contexto, se maneja la derrota del contrincante y el aplastamiento de determinada figura, antes que el tema a resolver. El escenario se torna imposible de controlar.

Existe un debate académico en el que se discute si lo que está haciendo AMLO y los seguidores del PRD es o no un Golpe de Estado. El término "Golpe de Estado" en la teoría política tiene su propia definición y características.

De fijarnos en ellos no se puede hablar de un Golpe de Estado; sin embargo, el que la sociedad perciba que AMLO quiere borrar del mapa político la figura del presidente y que el único que manda en México es él, empata en cierta forma con los requisitos del golpe.

Quienes critican la percepción del movimiento golpista de AMLO señalan que el Congreso puede funcionar; sin embargo, valdría la pena recordarles que sólo funcionan las Comisiones pero no se ha podido reunir el pleno, que es un requisito para el debate de los temas de fondo. Precisamente por eso está capturada la Tribuna.

Cuando alguno de los actores de la política rompe con las reglas del sistema democrático, se pueden hablar de un espíritu golpista, de repúblicas filibusteras y de elementos que ayudan a definir una visión de la política que no pasa por la aceptación de las reglas democráticas.
 
Sin exageración se puede decir que sí se está obstaculizando la legitimidad y autonomía del Congreso, y por lo tanto, que AMLO ha dado un golpe contra el poder Legislativo. Quizá no sea un golpe definitivo o mortal, pero los hechos demuestran que es Golpista, y secuestró el tema de la elección interna mientras se debatía la clausura de la Tribuna.

Es muy aventurado decir que la fractura del PRD se orienta a partes iguales. Hay un grupo entregado a la visión filibustera de AMLO y no van a cambiar; otros se dan cuenta que el PRD está cayendo y de nada sirve hacer algo para evitarlo, y aunque buscan una alternativa, no se atreven a enfrentar a AMLO.

Todos deberíamos preguntarnos, entonces, lo que plantea Federico Reyes Heroles con tanta honestidad: ¿105 millones de mexicanos vamos a quedar sujetos a lo que Mein Führer Andrés Manuel López Obrador diga o disponga?

 

 

 

 

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