domingo, 18 de abril de 2010

Ajo


 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

junio / 2008

 

 

Aborrecí al ajo durante mi infancia. Su olor me daba nauseas y nada me daba más asco que encontrarme un ajo "baboso" en el arroz.  Sin embargo, para colmo de las incongruencias, mi madre nos preparaba un caldo de ajo que me encantaba.

Al paso de los años, y gracias a la insistencia de mi madre, que nos decía que el ajo era muy sano y que prevenía muchos males que durante la vida se presentan, acabé por gustar de él y a partir de mi adolescencia el ajo se convirtió casi en un vicio, a todo lo que comía le agregaba ajo en cualquiera de sus formas –polvo, frito, pasta, etc.--.  Una de esas sabias insistencias de la santa mujer que Dios me dio como madre, era que el ajo coadyuvaba a una correcta circulación de la sangre, con lo cual se evitaban una serie de problemas relativos.

El ajo es una especie herbácea originaria de Asia y empleada en gastronomía y medicina desde la antigüedad. Los constructores de las pirámides egipcias ya tomaban grandes cantidades de ajo para protegerse de diversas enfermedades y, durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, los soldados recibían esta planta para prevenir la gangrena.

Tradicionalmente ha sido empleado como antiséptico, expectorante o incluso diurético. No obstante, las investigaciones científicas futuristas indican que el ajo es capaz de eliminar numerosas bacterias, virus, infecciones fúngicas y parásitos intestinales.

Asimismo, ha demostrado efectos beneficiosos en el tratamiento de la hipercolesterolemia y los niveles altos de triglicéridos, ya que permite la reducción del nivel de lípidos en sangre y, en consecuencia, interviene en la prevención de los procesos arterioscleróticos.

También es recomendable en el tratamiento de la hipertensión leve y resulta eficaz en las infecciones respiratorias como los catarros o resfriados.

Algunos trabajos científicos relacionan las propiedades del ajo con la prevención de procesos tumorales. Un estudio realizado por el Departamento de Gastroenterología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, indica que la solución acuosa de ajo morado inhibe el Helicobacter Pylori, bacteria asociada a una mayor incidencia de úlcera gastroduodenal y cáncer gástrico.

Por otra parte, un trabajo de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, en Estados Unidos, muestra que las personas que consumen ajo crudo o cocinado con regularidad, reducen a la mitad el riesgo de padecer cáncer de estómago y en un tercio el de colón, en comparación con las personas que consumen poco ajo.

Principios activos

El ajo contiene sales minerales, azúcares, lípidos, proteínas, saponósidos, terpenos, vitaminas, enzimas y compuestos azufrados. El principal componente activo es la alliína (sulfóxido de S-alil-cisteína), una sustancia química inodora.

Cuando se tritura el ajo, la alliína se transforma en allicina, que proporciona al bulbo su característico sabor y tiene propiedades antibióticas. La allicina también ayuda a reducir el nivel de colesterol, ya que bloquea las células que lo generan.

Otro componente activo es el ajoeno, sustancia que se forma por la condensación de la allicina y previene el endurecimiento de las arterias y, en consecuencia, el riesgo de infarto.

Formas de administración

Los productos comerciales pueden contener ajo fresco, seco o aceite de ajo. No obstante, se desconoce el tipo de producto que resulta más eficaz, ya que la mayor parte de los resultados de los ensayos clínicos dependen del preparado que se haya empleado.

La cantidad de allicina en los preparados comerciales puede variar, por lo que hay que recordar que no todo el ajo tiene la misma cantidad de productos activos. También existen productos que eliminan su olor, pero limitan los efectos beneficiosos sobre la salud.

Por otra parte, los procesos de fermentación eliminan la mayor parte de los componentes activos del ajo, e incluso pueden causar trastornos estomacales, como las mezclas con aceites, vinagres o aguas sazonadas que tienen en ciertos restaurantes para salpicar carnes antes de cocinarlas.

Efectos adversos

Los ensayos realizados hasta el momento demuestran una ausencia de toxicidad en el ajo. Aún así, la ingesta de altas cantidades puede provocar trastornos gastrointestinales o, por vía tópica, dermatitis de contacto.

Asimismo, tiene efectos anticoagulantes, por lo que debe evitarse especialmente si va a someterse a una operación quirúrgica, puesto que aumenta el riesgo de sangrado. Durante el embarazo y la lactancia evite el consumo de grandes cantidades de ajo, ya que puede estimular el útero o provocar incluso un aborto.

En cuanto a las posibles interacciones con otros fármacos, puede elevar el riesgo de sangrado si se administra junto a anticoagulantes como el ácido acetilsalicílico. Tampoco es recomendable su consumo con hipoglucemiantes.

El consumo de ajo puede ayudar a prevenir el cáncer de colon o el del estómago

Quizá el aliento que desprende una persona que haya consumido ajo no sea tan agradable como el olor de los Alpes en primavera, pero los beneficios que reporta este alimento no pueden pasar inadvertidos.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (USA) demuestra que las personas que consumen ajo crudo o cocinado con regularidad, reducen a la mitad del riesgo de padecer cáncer de estómago y en un tercio el de sufrir cáncer de colon.

Los científicos creen que el ajo ayuda a prevenir el cáncer de estómago porque está compuesto por antibacterias que actúan contra otra bacteria, la Helicobacter Pylori, que se encuentra en ese órgano y estimula el cáncer.

El estudio, publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition, consistió en un meta-análisis, una combinación matemática de otros estudios para desarrollar una visión más clara de asuntos relacionados con el cáncer y las enfermedades cardiacas.

Un total de 300 informes fueron revisados y posteriormente combinados, y a éstos se sumaron otros 22 estudios en los que se exponían las mejores investigaciones realizadas sobre el ajo en todo el mundo.

Han demostrado que un compuesto de ajo, llamado allium, protege parcialmente a los animales contra el cáncer, y algunos científicos creen que el efecto es idéntico en los seres humanos.

"Las personas que consumen ajo, comparándolas con las que comen poco o nada, crean un efecto de protección constante", declara la doctora Leonore Abad, profesora de Epidermiología y Nutrición de la Escuela de Salud Pública y Medicina de la Universidad de Carolina. Y da igual que sean consumidores de ajo en China o en Estados Unidos.

Sin embargo, según los investigadores, los beneficios no se extienden a los suplementos de ajo que se venden en los herbolarios. Puede que se deba a que los ingredientes activos se destruyen durante el proceso de conserva o al permanecer tanto tiempo almacenados. También podría deberse a que algunas personas que lo consumen ya están enfermas.

Los motivos reales aún se desconocen. Lamentablemente, tampoco se tiene suficiente información para decir que el efecto preventivo del alimento se extienda a otras formas de cáncer, declara la doctora Arab.


Éxito de convocatoria del acto de promoción del ajo morado de Las Pedroñeras

A pesar de que México tenemos mucha influencia histórica de España, a través del tiempo nos dejamos influir más de lo que proviene de nuestros vecinos del norte, soslayando experiencias y estudios que se han realizado en la cuna de nuestras tradiciones mestizas.

"El ajo posee principios activos para la curación de las úlceras digestivas", según señaló el jefe del servicio de aparato digestivo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

El ajo en Castilla-La Mancha

El ajo es el cultivo social de Castilla-La Mancha por excelencia, junto al champiñón y el melón. Se produce fundamentalmente en las provincias de Cuenca y Albacete.

La superficie de cultivo del ajo morado de Las Pedroñeras se sitúa en alrededor de 6 mil hectáreas, lo que supone un 50 por ciento de todo el ajo cultivado en la región. Las zonas de producción abarcan comarcas de las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo, aunque el centro principal de cultivo y producción está en las localidades de Las Pedroñeras, La Alberca de Záncara, Mota del Cuervo, El Provencio, Santa María del Campo Rus y San Clemente.

El Ajo Morado de Las Pedroñeras es un ecotipo de la planta de ajo (allium sativum, perteneciente a la familia de las lilíaceas y con un ciclo de maduración entre semi-tardío (del 15 al 30 de junio) y tardío (del 1 de julio en adelante).

El bulbo está compuesto de ocho a 10 dientes de color morado y protegidos por una túnica de color blanco. Presenta un olor fuerte y un gusto picante y estimulante, gracias a sus compuestos organosulfurados, principalmente alicina.

 

 

 


 

 



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