jueves, 29 de abril de 2010

El “Innombrable”, como diría AMLO


 

 Enrique Galván-Duque Tamborrel
junio / 2008

  

Como relámpago visual y estruendo auditivo, reapareció en los medios masivos de comunicación nacional el ex presidente y Dr., Carlos Salinas de Gortari, con quien culminó la desgracia mexicana del "presidencialismo autoritario".

Su sucesor, Ernesto Zedillo, fue el último de la dinastía del priato, aunque él ejerció lo que el malogrado Luís Donaldo Colosio prefiguró en el paradigmático discurso del 4 de marzo de 1994, cuando se refirió a la "presidencia acotada" por el marco constitucional.

Esto lo dijo así para oponer y contrastar con lo que el "exquisito jurista", Jorge Carpizo Mc'Gregor, bautizó alguna vez, como "las facultades metaconstitucionales del ejecutivo", que resulta sólo retórica barata para encubrir el "presidencialismo autoritario" ejercido impunemente, entre otros, por Luís Echeverría y Carlos Salinas, en abierto contraste con la ponderación y moderación con la que actuaron Adolfo Ruiz Cortines y Ernesto Zedillo.

En el año 2000, Carlos Salinas publicó un voluminoso libro de mil 393 páginas, titulado "MÉXICO: un paso difícil a la modernidad", en el que dio su versión sobre el esfuerzo por "reformar a la revolución con la guía del liberalismo social", con lo que se colocó en una posición equidistante entre lo que calificó como "estatismo absorbente de los nuevos reaccionarios", y "el neoliberalismo posesivo".

Esta parecía ser, el 4 de marzo de 1992, la novedosa ideología que desechaba el "nacionalismo revolucionario" de Enrique Ramírez y Ramírez, y a la "democracia social" de Jesús Reyes-Heroles (Sr.). Así, el "liberalismo social" resultaba ser la ideología del grupo nacido en 1971 bajo la cobertura notarial "Política y Profesión Revolucionaria A.C.", ya que, a falta de la actual definición jurídica sobre las "Asociaciones Políticas Nacionales" (APN), sólo podía ser, entonces, asociación civil.

Sus socios fueron cuatro jóvenes universitarios: Carlos Salinas de Gortari, Víctor Manuel Camacho Solís, José Francisco Ruiz Massieu y Emilio Lozoya Thalmann, quienes se juraron a sí mismos conquistar el poder y conservarlo durante un cuarto de siglo (cuatro sexenios). Aunque esos fueron los "sueños" iniciales, la realidad fue otra, sobre todo cuando apareció el poderoso "factor" llamado José Córdova Montoya.

Volviendo a marzo de 1992, con el estreno de la "nueva ideología", José Francisco Ruiz Massieu, afirmó: "El liberalismo social inscribe al PRI en la misma tendencia política que sustenta el Partido Demócrata Estadounidense, el Laborista Británico, y el Partido Socialista Obrero Español".

Desde aquella fecha han pasado ya más de quince años:

1.- Carlos Salinas, actúa como un cometa que tiene largos apogeos en el extranjero y cortos, relampagueantes y estruendosos perigeos en los medios de comunicación del país.

2.- Víctor Manuel Camacho –beneficiario de la "cultura del privilegio" frente a la "cultura del esfuerzo", Luís Donaldo Colosio dixit–, ha dado tumbos partidistas desde el PRI, pasando por su efímero PCD, hasta el PRD y el FAP. Estos días ha destacado por la promoción de una nueva corriente política: la "democracia merenguera", que otorga el triunfo "por un volado", como los vendedores de merengues a la salida del colegio de hace años, y añade, "como en Suecia"… ¿esquina con Marruecos, en la colonia "México-68", del Estado de México?

3.-José Francisco Ruiz Massieu, asesinado igual que Colosio –ya está en la vida eterna–, como su hermano Mario, quien dejara en su libro póstumo, "Entrega Inmediata", más de algún mensaje "subliminal" y otros verdaderamente "grotescos", como es la carta al Dr. Jorge Carpizo Mc'Gregor sobre todo lo reseñado en la página treinta y cuatro. 

4.- Emilio Lozoya Thalmann entiendo que regresó al manejo y control de sus empresas comerciales, en donde lo hacía aceptablemente bien. Como se puede apreciar, de ese entusiasta grupo, ¡nada quedó!

Pero, en fin, ocho años después, Carlos Salinas nos ha endilgado un segundo libro, ahora de 557 páginas, con sólo el 40 por ciento del tamaño del primero, titulado: "La década perdida. 1995-2006, Neoliberalismo y populismo en México".

La posición vuelve a ser la misma: equidistancia entre la primera parte, "Los abusos desde el mercado: el neoliberalismo en México, 1995-2006, en el ámbito federal", a lo que dedica el 70 por ciento del libro; y la otra parte, con el 30 por ciento, a la que llama: "Los abusos desde el estado: el gobierno de la ciudad de México, 2000-2006".

Resulta obvio que los personajes que encarnan los "abusos" desde el mercado son Zedillo y Fox, y el que encarna los "abusos" desde el estado es Andrés López. El marco de referencia de los dos libros es el mismo: Salinas siempre está en el "extremo centro", postura hoy muy apetecida geo-políticamente hablando, así se vean las cosas desde la geometría euclidiana (en un plano), o la geometría espacial, él es el "extremo centro", desde y al que todo se refiere y en el que todo se significa.

Tan intenso era en 1992 el lanzamiento de la ideología del "liberalismo social", que hasta F. Gutiérrez Barrios convenció al Delegado Mons. G. Prigione –todavía no era Nuncio– y J. García Ávila, al Presidente de la CEM, Mons. A. Suárez –todavía no era Cardenal–, para que declararan que "dicha ideología era similar a la Doctrina Social de la Iglesia y al pensamiento del Papa Juan Pablo II" (sic).

Sin embargo, el tema se complicó al salir a la luz. Desde junio de 1973, en Mérida, Jesús Reyes-Heroles (Sr.) afirmó rotundamente que "el liberalismo social y el socialismo liberal, en México, eran sinónimos".

En abril de 92, Enrique Krauze señaló: "es contradictorio el proyecto del liberalismo social"; y en mayo, el Obispo de León, Mons. Rafael García G., sacó la casta por la jerarquía católica, diciendo: "Liberalismo social es una contradicción en sí mismo". Mas todo esto parece indicar que ¡al Dr. Carlos Salinas de Gortari se le paró el reloj político hace nada menos que tres lustros!


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