Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel Enero / 2008 Por más que lo intento, no entiendo a los políticos. Ejemplo: en recientes declaraciones, Calderón dijo que "la electricidad es un motor fundamental para el desarrollo del país", razón por la cual su administración "trabaja intensamente para construir un sector energético cada vez más competitivo, que contribuya al crecimiento de la economía…", declaración que no entiendo por una razón muy sencilla: allí donde no hay competencia, lo que existe, por definición, es la incompetencia, y la competencia entre empresas da como resultado la competitividad en las empresas: menores precios, mayor calidad y mejor servicio. ¿Qué tanta competencia hay en la industria eléctrica o, dicho de otra manera, que tan abierto está el sector a la participación de cualquier particular, nacional o extranjero, que desee participar? Lo acepto: un monopolio puede ser competitivo, pero reconozcan, quienes tales cosas afirman, comenzando por Calderón, ¡que nunca tanto como lo sería si estuviera sujeto a la disciplina de la competencia, y que los consumidores no tenemos por qué conformarnos con menos competitividad, definida en términos de precios, calidad y servicio, de la que se alcanzaría si hubiera la mayor competencia posible! ¿Cuál es el primer requisito para alcanzar, en la industria eléctrica, la mayor competencia posible? Que en ella pueda participar el particular que quiera, generando, conduciendo, transformando, distribuyendo y abasteciendo electricidad. ¿Encontramos en el discurso de Calderón la más leve insinuación al respecto? No. Competencia, no hay nada más eficiente (desde discursos edificantes hasta terribles amenazas) para lograr la trilogía de la competitividad -menores precios, mayor calidad y mejor servicio-, algo que, si al discurso nos atenemos, nuestros gobernantes no entienden. Llegados a este punto, se me podrá argumentar que exagero, que Calderón y demás funcionarios públicos entienden que la competencia es la condición necesaria para la competencia, pero que, tal y como lo señala La industria eléctrica nacional sintetiza lo peor de tres mundos: el mundo del monopolio (la empresa al margen de la competencia); el mundo del monopolio gubernamental (con el derecho de propiedad indefinido: ¿de quién es «EL RESPETO A LA LEY ENALTECE NUESTRO ESPÍRITU» . |
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