Por: Querien Vangal
Enero / 2008
Este es un tema tan profundo y fundamental que creo que es conveniente empezar a verlo en seres que habitan este planeta igual que nosotros, pero que no tienen la capacidad de razonar, porque así fueron creados.
De esos seres llamados animales, vamos a quedarnos con los mamíferos que tienen algunos aspectos parecidos a los humanos, en funcionamientos biológicos y conductuales, como por ejemplo el amamantar a su prole y la dependencia cachorro-mamá.
Vamos a verlos en su hábitat natural en lo que llamamos estado salvaje, sin contacto con el hombre y podemos escoger como un gran ejemplo a una familia de leones. Una manada de 40 miembros, varias hembras uno o dos machos dominantes y cachorros de diferentes mamás.
No olvidemos que en esta manada no se razona por que no se puede y no se tiene lenguaje porque tampoco lo pueden y sin embargo funcionan como una sociedad con sus propias normas, con sus propios liderazgos y con sus propias formas de educar. Es un tipo de sociedad muy eficiente que ha sobrevivido por cientos de miles o millones de años, bajo sus mismas normas, bajo sus mismas reglas.
La primera fase de la educación de los cachorros y la más importante es impartida por mamá leona, ella les enseña a sobrevivir, a conocer los peligros, lo que deben y pueden hacer y a lo no deben ni pueden hacer, sin distinción de sexos ella los amamanta, los nutre y les enseña las actitudes y costumbres que deberán emplear en su mundo.
Los cachorros más grandes toman lecciones más especializadas también impartidas por la mamá que incluyen el acecho y la caza.
Después los cachorros reciben las clases de graduación, ahora si, de acuerdo con su sexo, las cachorras con la mamá o con las tías y primas mayores y los cachorros con el papá o tíos y primos mayores.
Ahora bien, como ya quedamos, en esta y todas las manadas no existe el raciocinio ni el lenguaje, entonces ¿como son educados los cachorros que de adultos se comportan y responden igual que sus antecesores ante cualquier circunstancia de su vida?
La respuesta es por imitación y el camino es el ejemplo. Los cachorros aprenden imitando y los padres educan con su ejemplo.
Su herencia genética les marca tendencias que son cumplidas fielmente. Sus respuestas emocionales son al 100 %, no existe en ellos el control, no es parte de sus habilidades programadas como especie.
El León siempre será león y la Leona siempre será leona y cumplirán fielmente sus roles y estos se trasmitirán de generación en generación por la imitación y el ejemplo.
El ser humano como obra cumbre de la creación, esta dotado de cualidades extraordinarias que incluyen la conciencia, la voluntad y la razón y esto marca la enorme diferencia.
Los changos no cuentan con estas cualidades por lo tanto siempre desde un principio y hasta el final, serán changos y que me perdone Darwin.
Pero el ser humano utiliza también la imitación y el ejemplo toda su vida, por lo que los padres humanos inculcan actitudes y costumbres más, pero mucho más, con el ejemplo de sus vidas que con todas las palabras del idioma.
No nos extraña leer que los cachorros aprenden sin lenguaje y razón de por medio, pero no pensamos que nuestros bebés aprenden igual. Ellos no conocen ni entienden nuestro idioma y durante meses aprenderán todo un bagaje emocional, absolutamente indispensable para sobrevivir con éxito en su mundo.
Las expresiones faciales y las modulaciones e intensidad de los sonidos fabricados por mamá, son imitados por el bebé y esto produce una enorme actividad nerviosa y neuronal a través de sus centros emocionales
Más específicamente, los ojos contienen proyecciones nerviosas que llevan directamente a una estructura clave del cerebro para la empatía y las emociones de imitación, la zona órbito-frontal (COF) de la corteza prefrontal.
Mirarnos a los ojos nos hace compenetrarnos.
Los hijos son los espejos en donde nos reflejamos los padres. Si estamos presentes reflejamos nuestras actitudes y si estamos ausentes reflejamos nuestros abandonos y desatenciones.
El ser padres nos convierte en modelo, nos guste o no, nuestros hijos nos observan e imitan constantemente. Ellos necesitan esos senderos para caminar por la vida y no hay substitutos que sean aceptados con entusiasmo.
Los padres somos los primeros y los únicos educadores con plena aceptación, de nuestros hijos, en lo bueno y en lo malo y somos a los únicos que realmente exigen este papel tan trascendente. Que Dios nos ayude a no fallarles.
«La vanidad es la gloria de los pobres de espíritu»
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