martes, 9 de febrero de 2010

La Famille

Por: Antero Duks

Marzo / a008

 

« El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es ni una oficina, ni un comercio, una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia »
CHESTERON

 

"La familia es fortaleza de la humanidad. Sin duda, el Siglo XXI presenta grandes desafíos a la persona humana y, con ella, a la familia. Nunca está por demás precisar qué es la familia, pues, sobre todo, desde la caída del Muro de Berlín la confrontación por el poder político cuyo sujeto y objeto es la persona humana, ya no se da en la disputa acerca del sistema económico o del sistema político.

 

Hoy hay un razonable acuerdo en que la economía de mercado, con alguno matices, y la democracia con sus particularidades por país, son la manera más adecuada para organizar la convivencia en los Estados, sobre todo en Occidente. Ya no hay la confrontación de Bloques.

 

La defensa del sistema de libertades en la democracia, es responsabilidad de todos. Hoy la disputa por el poder político se centra directamente en la persona humana, en la cultura, en los valores que han de dar sentido y orientar la conducta de las personas.

 

El mercado quiere apoderarse de la persona y de la familia, creando una cultura de consumo, de cosismo, de materialismo individualista en la que tener sea la clave de la felicidad.

 

Las visiones neosocialistas de nuestro siglo quieren implantar una cultura relativista en la que sea el Estado el que dicte las normas éticas de la convivencia, sin ninguna referencia a un orden natural anterior y superior al Estado mismo, y mucho menos a un orden sobrenatural.

 

Por ello, hay que recordarle al mercado y al Estado que el ser humano está dotado de una dignidad infinita; que sus derechos y deberes humanos están escritos desde el principio en su propia naturaleza; que esta ética del orden natural es la base de la convivencia entre las personas y que es deber del Estado descubrir y respetar esta ética de orden natural y sujetar su propia actuación a ella, por lo que el Estado ha de reconocer y tutelar la primer realidad social, la célula básica de la sociedad que es la familia, como la expresión social fundante y fundamental del Estado mismo, y no como una creación convencional y contractual, cuya vida pudiera organizarse desde el Estado como si se tratara de un condominio.

 

Más allá de cualquier clasificación para efectos estadísticos, es decir, filosófica y sociológicamente hablando, una familia es la unión amorosa de una mujer y un hombre, de manera permanente, abiertos a la vida con responsabilidad.

 

 

La familia es el camino mediante el cual la persona humana nace en la primera comunidad natural de la sociedad: su familia. El hombre y la mujer, tienen una naturaleza a la vez individual y social. El ser humano descubre su ser único, comparándose con los demás miembros de la familia. Y a través de ellos, reconoce su vocación de vivir con otros. Entiende que tiene talentos que sólo tienen razón de ser en cuanto se ponen al servicio de los demás. Comprende que necesita de otras personas para desarrollarse.

 

"Me dormí y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir. Serví y vi que servir era alegría.
Rabindranath Tagore.

 

En la familia se construyen la identidad, principios y valores de la persona, los cuales constituyen los cimientos para su desarrollo y su comportamiento en la sociedad.

 

El ministro Mariano Azuela, en su libro "Derecho, Sociedad y Estado", afirma con razón que "el hombre tiene derecho natural a la familia. Y esto es así porque la familia no es una creación cultural, ni una forma de organización establecida por el Estado. Al contrario, la familia, comunidad natural, es la creadora de la cultura, y autora indirecta del Estado, por conducto de la sociedad.

 

Lo anterior es así, citando de nuevo a Azuela, ya que "la familia es por excelencia el principio de la continuidad social y de la conservación de las tradiciones humanas; constituye el elemento conservador de la civilización".              

 

 

FUNCIONES DE LA FAMILIA

 

La familia es el centro de formación de la persona humana, por excelencia. Desde un aspecto biológico, constituye el ámbito en el que la especie humana cumple su necesidad de conservación.

 

Por otra parte, el sujeto o beneficiario colectivo de la buena administración de la casa, o como decían los griegos "oikonomia", es la familia. Los seres humanos obtenemos nuestro sustento material en el ambiente familiar: alimento, vestido, vivienda, salud y todos aquellos elementos necesarios para la subsistencia y el desarrollo armónico.

 

Psicológicamente, la comunidad familiar provee al individuo el enriquecimiento afectivo y la seguridad personal necesarios para afrontar las tensiones y retos de su entorno.

 

Sentirse amado y respetado sin condiciones, y aprender a amar a los demás, da a los miembros de la familia la fortaleza emocional para seguir cada uno su propio camino, en comunidad, pero a la vez, afirmando su individualidad. El entorno familiar proporciona un marco de pertenencia y de referencia para y entre sus miembros.

 

La familia es la primera e imprescindible comunidad educativa, apoyada subsidiariamente por el Estado, por las iglesias y por la sociedad, y tiene como finalidad la formación de sus miembros para capacitarlos para vivir con plenitud verdaderamente humana, y para hacer su singular aportación al bien común. Decía Platón que el objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano.

 

La familia, pues, es la instancia que permite cimentar el desarrollo de todas las potencias del ser humano, entre ellas su racionalidad, que se manifiesta a través de ideas, conceptos, juicios.

 

La herramienta para que razonemos, para que pensemos las ideas, conceptos y juicios, es la palabra. Cuando los hijos dicen por primera vez "papá" o "mamá", no sólo es causa de alegría y festejo porque nos identifican, es expresión primaria de su desarrollo racional.

 

"La familia constituye una comunidad de amor y de solidaridad insustituible para la enseñanza, para la transmisión de valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos esenciales para el desarrollo y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad" (1).

 

El amor –el amor de amistad, aquel que procura el bien del amado, como precisa Jorge Adame Godard­–, es el que realiza el milagro de la convivencia para siempre en la familia. No en balde decía Platón que "el amor consiste en sentir que el ser sagrado, Dios, late dentro del ser querido.

 

Cuando en una familia prevalecen los valores del amor, de la justicia, de la solidaridad, y del servicio, es más fácil que se establezca un orden social capaz de garantizar la convivencia en paz y armonía.

 

 

RIESGOS PARA LA FAMILIA

 

En los albores del Siglo XXI, la familia enfrenta riesgos, en medio de la posmodernidad, o mejor dicho, de la "posdemocracia". Las comparaciones que hacemos con Europa, muestran lo que puede llegar a pasar en México:

 

·                     Cada vez hay menos matrimonios y, por lo tanto, menos familias.

Según datos del Instituto de Política Familiar, de 1980 al 2005 el número de matrimonios en los países de la Unión Europea ha disminuido en casi 25 por ciento. Por su parte, en México el número de nuevos matrimonios se redujo en más del 11 por ciento de 1993 al 2006, según datos del INEGI.

 

·                     La tasa de fecundidad ha disminuido, entre otras causas, por el aborto. Menos personas, menos familias.

Menos niños nacen en la Unión Europea: su tasa de fecundidad en 2006 fue de 1.38, considerablemente menor en comparación a la tasa de 2.09 de Estados Unidos para el mismo periodo. El mismo informe Europeo indica que hay un aborto cada 25 segundos, lo que significa más de 1 millón 200 mil abortos al año, en cifras de 2004. El aborto es la principal causa de mortandad en el viejo continente.

Según datos del INEGI, en 1995 se reportaron más de 27 mil abortos en hospitales particulares en todo el país. Para 2006, la cifra ya representa más de 45 mil abortos. Esto significa que tan sólo en los hospitales privados, de 1993 a 2006, se realizaron más de 460 mil abortos.

No tenemos datos precisos de los abortos de los sistemas de salud de todas las entidades federativas porque, afortunadamente, todavía hay legislaciones estatales que protegen la vida. Pero tan sólo en la Ciudad de México, desde el mes de abril del año pasado, hasta la primera semana del mes de enero de este año, el Gobierno del Distrito Federal ha realizado más de 7 mil abortos.

 

·                     Cada vez hay más ataques a la figura de la familia en una sociedad y en una cultura que están haciendo del relativismo todo un dogma, que hace dudar a muchos acerca del amor mismo y de la vigencia de valores como la fidelidad conyugal.

Desde iniciativas que quieren dar los mismos derechos a formas de convivencia que no son matrimonios; pasando por comerciales que denigran y ridiculizan la convivencia familiar y promueven el egoísmo; hasta autoridades de gobierno que rechazan iniciativas y políticas que promueven a la familia.

 

·                     Algunos Medios Masivos de Comunicación están sustituyendo la educación en valores mediante mensajes inspirados en el relativismo, en el consumismo y en una devastadora exaltación del cuerpo y de la genitalidad.

En el Diagnóstico de la Familia del DIF, se menciona que en el 98 por ciento de los hogares con jóvenes, se cuenta con al menos un televisor. Pero ya un 40 por ciento cuenta con más de uno, lo que presupone que la familia puede estar dividida al estar viendo dos televisiones al mismo tiempo.

Según datos del INEGI, México es, después de Croacia, el segundo país en donde se ve más la televisión. Según la organización A Favor de lo Mejor, el televisor permanece encendido 8 horas diarias por hogar, en promedio.

Un niño promedio se expone a 25 horas de televisión a la semana, y algunos niños llegan a exponerse hasta 11 horas al día. Teniendo en cuenta que los horarios de mayor audiencia son de las 4 de la tarde a las 9 de la noche, en esos horarios sólo el 35.5 por ciento de los programas son de calidad.

 

·                     Internet es un arma de doble filo, cada vez nos comunica más con el resto del mundo, pero menos con nuestras familias. El riesgo de los contenidos de Internet es alto.

En 2001, según datos del INEGI, casi 1 millón y medio de hogares contaban con conexión a Internet. En tan sólo 6 años, esto se ha duplicado, ya que en 2007 más de 3 millones de hogares cuentan con Internet.

 

Según la Asociación Mexicana de Internet en un promedio mundial, los niños se inician en el uso de Internet a partir de los 5 años de edad.

Como decíamos, es bueno que más hogares tengan acceso a comunicaciones y a la tecnología, pero debido a la ausencia en los controles de los contenidos, los menores están expuestos a fenómenos como la prostitución infantil, si no hay un acompañamiento de los padres en el uso de la red de Internet. A nivel mundial, el 90 por ciento de los niños entre 8 y 16 años, han visto pornografía en Internet accidentalmente mientras navegaban o hacían su tarea.

 

·                     Existen muchos riesgos para niños y jóvenes, de que utilicen sus tiempos de ocio para caer en vicios y en actividades poco constructivas o sociables, ya sea el exceso en videojuegos o la computadora, la pornografía, o la drogadicción.

Según la Encuesta Nacional de Adicciones 2002, el inicio en el consumo de drogas es temprano: la media de inicio se ubica entre los 19 y los 24 años de edad, siendo el promedio en poblaciones urbanas a los 20 años y en poblaciones rurales a los 22 años.

 

·                     Las grandes concentraciones urbanas generan una dinámica de vida, que limita la convivencia y la vida en familia.

En la ciudad de México una persona con automóvil pasa en promedio 2 horas diarias en el tráfico para ir y regresar del trabajo. Si sumamos las horas de los dos padres, estamos hablando de 4 horas perdidas.

A eso, descontemos las horas de preparación de alimentos, aseo de la casa, tiempo de televisión. Lo anterior puede significar que en algunos casos sólo quedan 2 horas de convivencia directa para la familia.

 

·                     La pobreza provoca que los integrantes de la familia estén más preocupados por el sustento que por la convivencia y la formación y educación de sus integrantes. Los bajos ingresos provocan que los padres tengan que dedicar más horas de trabajo en detrimento del tiempo para la familia.

 La pobreza sigue siendo un enorme reto. Estamos en el camino correcto, aunque hay que acelerar el paso. Los hogares encabezados por jefa de familia tienen ingresos 16 por ciento menores que el promedio. Sin embargo, entre 2000 y 2006, el ingreso de las trabajadoras aumentó en cerca del 8 por ciento en términos reales, gracias a la estabilidad.

 

·                     El aumento en el número de familias monoparentales provoca que las responsabilidades de familia, que normalmente corresponde a dos padres, recaiga en uno sólo.

En el año 2000, casi 3.8 millones de las familias del país eran monoparentales (18 por ciento). En ellas hay más mujeres como cabeza que hombres: 81 por ciento están a cargo de una mujer, lo que en términos del conjunto de familias en el país significa que 15 por ciento son monoparentales con una mujer al frente.

 

Entre 1990 y el año 2000, el número de familias monoparentales se incrementó 3.2 por ciento anual, a un ritmo de crecimiento casi igual que el del total de familias.

 

 

OPORTUNIDADES PARA LA FAMILIA

 

Pero no sólo hay sombras, sino también luces para la familia:

 

·                     La sociedad empieza a valorar el papel fundamental de la mujer en la familia.

El comprender y reconocer que la mujer se ha convertido en proveedora en el hogar con su trabajo profesional, además de ser la gran formadora de personas y ciudadanos desde su lagro en el hogar. Mención especial merece el caso de las madres solteras que sacan a sus hijos adelante, a pesar de afrontar esta grave responsabilidad sin el apoyo correspondiente.

 

·                     La creciente comprensión de que el hombre tiene una corresponsabilidad igual de importante en el hogar.

Ante la realidad que representa que tanto padres y madres trabajan, el hombre tiene que asumir la corresponsabilidad en la formación de los hijos y en el trabajo del hogar, no para sustituir a la madre, sino para complementarse.

 

·                     Creciente exigencia social para que los Medios Masivos de Comunicación ayuden a transmitir valores que fortalezcan la educación de los miembros de la familia, por medio de contenidos que promuevan virtudes y no defectos.

Muestra de lo anterior es la adhesión de medios de comunicación, comunicadores y anunciantes al Acuerdo Nacional por una Comunicación de Calidad especialmente a favor de niños y jóvenes, que tiene como líneas estratégicas la educación, la promoción y fomento, la participación ciudadana y la autorregulación.

 

·                     El aumento de propuestas de Políticas Públicas que apoyan a la familia.

Organizaciones de la sociedad civil y algunos legisladores reconocen la existencia de riesgos para la Familia, y están sometiendo a los congresos estatales y al Congreso de la Unión, legislaciones que contienen políticas públicas relativas a diversos aspectos que afectan a la vida familiar.

 

·                     El trabajo de distintas organizaciones de la Sociedad Civil en apoyo a aquellas familias con dificultades en distintas áreas del desarrollo.

 Es evidente que el Estado no puede llegar a todas las comunidades para atender a las familias que tienen frente a sí desafíos que no pueden afrontar con sus propios recursos. De ahí que el trabajo y la convicción de distintas organizaciones civiles que atienden a las familias desfavorecidas, a las madres solteras, a adultos mayores, que acogen a niños y adultos en la calle, representa una esperanza hecha realidad para muchas familias.

 

·                     La familia sigue siendo una importante fuente de solidaridad entre sus miembros.

 Más de la quinta parte de las personas ocupadas en el país consiguieron su trabajo a través de la intermediación de un familiar o pariente. Debemos aprovechar la vocación cultural que tiene la familia para apoyar a sus miembros en tiempos de necesidad.

 

 

 

«La ley disciplina nuestro cotidiano vivir»

 




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