Por: Querien Vangal
Marzo / 2008
La comunicación entre padres y maestros repercute en el rendimiento escolar de los niños, lo cual está comprobado por investigaciones a nivel internacional. La mejor manera de hacerlo es mediante la colaboración de ambas partes, además de disposición de los chicos, con lo cual se obtendrán resultados muy satisfactorios.
¿Qué padres no quieren que sus hijos sean adultos exitosos y responsables? El que se cumpla este deseo corresponde en buena parte a ellos mismos, y su labor empieza al elegir el mejor colegio, que ofrezca alto nivel educativo, seguridad dentro del plantel y tranquilidad a los niños. Sin embargo, parte fundamental de la formación de los chicos es la plantilla de maestros de la institución seleccionada, ya que de ellos obtendrán conocimientos y valores que quedarán para siempre en su mente.
No es nuevo mencionar que los resultados esperados dependen de la buena relación que haya entre mentor y padres, quienes muchas veces no saben cuándo o cómo encontrar el tiempo o establecer conexiones positivas con la escuela.
La colaboración de los padres hacia la escuela hoy es común, ya que se reconoce esta relación como esencial en el aprendizaje de los más pequeños: contacto estrecho entre familia y maestros logra formas de cooperación y estrategias que vuelven más eficaz la oferta educativa.
Esto es muy importante si se toma en cuenta que la escuela abre el panorama de los niños, pues se enfrentan por primera vez a realidades que trascienden la experiencia individual, su mundo y rutinas cotidianas, a la vez que aprenden de hechos que no están presentes o no parten de sus propias apreciaciones, sino de terceros.
Escuela, ventana al mundo
Hasta hace unos años, las familias contaban con elementos de solidez propios diferentes a los actuales: pese a tener más miembros, había mayor estabilidad, menor estrés y mejores oportunidades de interacción entre ellos. En la actualidad, el núcleo familiar, a pesar de sus mejores niveles de formación y educación, está más expuesto a influencias sociales negativas -carencia de ideales claros de vida, dificultades de convivencia o ruptura del matrimonio, entre otros-, que lo hacen más débil en su estructura, afectando con ello su estabilidad.
Es de entender que las familias modernas necesitan ayuda en la educación escolar de sus hijos, y deben encontrar colaboración en la misma institución, dentro de un marco de confianza. De manera que la relación existente entre escuela y padres exige espléndida coordinación, basada en una relación de participación mutua y comunicación plena.
Ello implica verdadera relación donde padres y maestros establezcan una vía abierta de información y orientación sobre la educación de los hijos. Se acabó el tiempo en que los padres se acercaban al colegio sólo cuando se presentaba una situación grave en la que estaba involucrado el hijo, pese a las reiteradas convocatorias de maestros y directivos.
Son obsoletos los tiempos en que los padres consideraban que debían decidir sobre el trabajo del docente en el aula y en los exámenes de sus hijos, en volverse jueces y recriminar a todos por lo malos resultados.
¿Qué hacer?
Así como es benéfico que los padres conozcan los planes de estudio desde el inicio del curso, los maestros pueden reconocer las experiencias del alumno fuera del centro educativo, es decir, cuál es el ambiente en casa y si éste es propicio para desarrollar el potencial del chico, así como conocer los métodos de motivación por parte de los progenitores. En otras palabras, puede resultar muy grato realizar una visita a casa del alumno con el consentimiento de los padres, aunque se debe esperar que de ellos surja la iniciativa.
Los maestros aprecian saber que los padres están preocupados e interesados en el progreso de su niño, lo que además ayuda a tener efectiva comunicación. De forma que no se requiere necesariamente seguir el calendario de reuniones programadas por la escuela para que pueda haber comunicación, y una buena oportunidad de acercamiento es la participación de los papás en actividades y acontecimientos que el colegio tiene a lo largo de año, como ceremonias especiales, aniversarios, eventos para recaudar fondos, entre otros.
Otras sugerencias incluyen colaborar como asistente en algunas clases o la biblioteca, participar en organizaciones de padres, ventas de libros u otro tipo de artículos que beneficien a la escuela. Para ello es importante que usted como progenitor haga saber al personal de la escuela su interés por cooperar.
Un método más consiste en acercarse al maestro y a otros padres para manifestar sus dudas si no sabe cómo ayudar a estudiar a su hijo. Un buen espacio son las juntas periódicas a que se convoca en la escuela, en las que se pueden intercambiar puntos de vista y aprender de las experiencias de otros.
En cuanto el padre reconozca que el niño se siente presionado, cansado, no pasó buena noche o con preocupaciones, no debe dudar en comentarlo con el mentor para hacerle saber del caso.
Las llamadas telefónicas y visitas al salón de clases son también otras maneras de cooperar con los maestros y mantenerse informado sobre el progreso de sus niños. Pregunte sobre el tiempo y forma adecuada para contactar al maestro.
Por otra parte, es importante que los padres hagan todo por motivar a sus hijos, pues no es exagerado decir que cuando se le dedica tiempo a éstos mejoran notablemente su desempeño escolar al saberse amados, al grado que los maestros notan alto rendimiento. Busque espacios en los cuales pueda convivir con los chicos, ayúdeles a buscar en libros o Internet las respuestas a sus tareas y muestre su afecto e interés valiéndose de palabras gratificantes, que lo estimulen.
Que hablen los chicos
Por supuesto que para que los resultados sean lo que se busca desde el principio, es de vital importancia mantener abierto el canal de comunicación con los hijos, pues ellos podrán reportar cualquier actitud o comportamiento fuera de lo común de los maestros hacia ellos. Sin importar la edad o el año que se cursen, no deje de brindar atención a sus chicos y manténgase pendiente de sus cambios de humor o estado de ánimo, pues muchas veces de esta forma esconden problemas que pueden traer consecuencias lamentables. Igualmente, si usted reconoce actitudes sospechosas de parte del maestro, coméntelo a los directivos del colegio o, si el problema trasciende, denúncielo a las autoridades extraescolares.
Como se puede apreciar, la tarea de comunicación es un triángulo participativo en que los padres son un vértice esencial. Si usted no descuida la atención a maestros y a sus hijos, lo resultados le llenarán de gratificación paulatinamente.
«La ley disciplina nuestro cotidiano vivir»
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