Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
Marzo / 2008
Estamos a setenta años de la sobada expropiación petrolera que tantos dimes y diretes ha provocado. Saldrán a la palestra los eternos panegiristas del general Lázaro Cárdenas del Río, otro personaje de nuestra historia que han convertido en un mito. El hombre, que fue presidente de
A "Tata" Lázaro lo convirtieron –los componedores de nuestra historia oficial-- en un gran héroe, intocable, casi en un Dios, y es objeto de grandes alabanzas precisamente en lo que quizás menos mérito tiene –y quizás sea al revés--, la expropiación petrolera y el la cuestión agraria.
Los viejos trabajadores petroleros mexicanos --conocí a varios durante mi estancia en la huasteca veracruzana allá por los años 1968-72-- tenían bien sabido que la expropiación se hizo porque los estadounidenses la apadrinaron. Por esas fechas (1938), en que el peligro de guerra estaba latente, a los estadounidenses les convenía, es más lo querían, echar fuera de México a los capitales europeos, entre los que destacaban principalmente ingleses, y en menor cuantía holandeses y alemanes. Entonces, con la habilidad que caracteriza a nuestros vecinos del norte en estos menesteres, alebrestaron a los trabajadores, sirviéndose hábilmente para ello de un connotado líder como fue Vicente Lombardo Toledano, brillante abogado y poseedor de una gran inteligencia. Claro que a los gringos les costó también perder sus inversiones que en el petróleo tenían en México, pero aplicaron perfectamente bien el dicho mexicano: "no dieron paso sin guarache", y si, perdieron sus inversiones, pero ganaron: echar a los europeos y quedarse amos y señores de toda la tecnología para la explotación y refinación del petróleo mexicano, como quien dice todo, situación que duró por muchos años.
En una foto histórica, en la que aparece el Gral. Cárdenas leyendo el Decreto de Expropiación, a su diestra está el embajador estadounidense Josephus Daniels, apadrinando o atestiguando –llámele como quiera que para el caso es lo mismo-- el acto. Inglaterra rompió relaciones con México, que no reanudó sino hasta 1942, cuando México declaró la guerra al Eje y se alineó con los aliados
Por cierto que en la penetración del capital extranjero para apoderarse del petróleo mexicano, tuvieron que ver factores netamente de mexicanos, como fueron primero el miedo de los capitalistas para invertir en la exploración, y segundo la corrupción a ultranza de jueces y notarios en la adjudicación de terrenos. Esto nos lleva a considerar que ver lo malo sólo para un lado es irracional.
Contaban también los viejos trabajadores petroleros que hasta el General Cárdenas fue guardia blanca de las empresas petroleras extranjeras en esa región, hasta eso.
Por otra parte, con la expropiación, y en la forma que se fraguó, dio lugar al nacimiento de un monstruo, como es Sindicato Único de Trabajadores Petroleros de
El que rompa a ese monstruo de mil cabezas le hará un bien inconmensurable a México. Fox se fijó esa meta, pero no pudo, se topó con el monstruo y no pudo, amenazas, miedo o impotencia, qué se yo, el caso es que tuvo que recular.
Entonces, hablar de privatización es una tontería más del Peje, pues no se puede privatizar lo que de hecho ya es privado, que no se haga tonto el tabasqueño. Lo que pasa es que de ahí se agarra para engatusar a ingenuos, pero se le olvida que el que engaña a tontos se engaña más a sí mismo.
De ese monstruoso engendro surgió la creación de
Otra de las gracias de Tata Lázaro fue la pulverización del campo, a partir de esa "brillante" decisión el campo mexicano dejó de ser realmente productivo. Esta es una verdad insoslayable, que no se quiera reconocer es otra cosa. En México siempre nos matará el temor a reconocer las grandes verdades. Se creo entonces
Como apunté al principio, el General Lázaro Cárdenas del Río, como todo ser humano, tuvo sus defectos y virtudes, lamentablemente sus dizque "admiradores" y, desde luego la sucia política mexicana conducida por
Finalmente, no quiero pasar por alto la acción que tanto han alabado alguno y criticado otros –cada quien habla de la feria como le va en ella--, y me refiero al acto del Gral. Cárdenas de exiliar al Gral. Plutarco Elías Calles, el otrora Jefe Máximo de
«La ley disciplina nuestro cotidiano vivir»
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