lunes, 28 de junio de 2010

Las dos caras de China

Antero Duks

Agosto / 2008

 

Qué emoción, otra vez Olimpiadas! Estas semanas fuimos testigos de un mega show en torno al evento mundial del deporte y la amistad. También de la presentación en sociedad de la nueva China. Fue el aparador de ese país lejano en la geografía, pero cercano en el bolsillo por todo lo "made in China", desde los coches que se venden en tiendas de electrodomésticos, hasta los rosarios de la Villa de Guadalupe.

China del dragón, de los ojos rasgados, del progreso fantástico, de las fotos de Mao… Cultura ancestral de ideología marxista importada de Occidente. China sigue siendo un misterio; un fantasma que se aparece y nadie sabe qué hay detrás. Una cosa tenemos clara: crece económicamente, es la envidia de todos. Esta meta la cumplen porque la cumplen… ¿cómo y a qué costos?

El Estado organiza, planea y mueve casi todo. Es comunista. Al individuo no le propone, le impone. Un ejemplo palpable son los 30 años de la política del hijo único. Se ha hecho un país de hijos únicos, no por medio de la disuasión, sino de la represión. Esto traerá consecuencias, por ejemplo en 40 años cada hijo único en China tendrá que mantener a su padre, su madre, y probablemente a sus abuelos también. Pero lo relevante es que el gobierno tenga la posibilidad y el derecho de meter tijera en las mujeres chinas, estén o no de acuerdo las pobrecillas.

Si para crecer hace falta talar árboles, llenar de basura ríos o de humo el aire, les vale, el objetivo es que haya más dinero, eso lo tiene claro el gobierno chino. Está bien que quieran que su caballo corra, pero no que se lleven entre las patas a los peatones. Parece que China quiere ganar varias medallas de oro en destrucción del ambiente; tiene ya cuatro ciudades colocadas en el "top 10" mundial de mayor contaminación del aire.

Y rompe récord mundial como el principal emisor de dióxido de azufre y dióxido de carbono. El mismo Banco Mundial advierte sobre "consecuencias catastróficas para las futuras generaciones" por el imprudente uso y contaminación del agua. Espectacular auge económico tan verdadero como la catástrofe ambiental que están provocando.

Parece que China va cediendo el manejo de algunas libertades a sus ciudadanos: pueden elegir dónde vivir o trabajar, pueden comprar o vender más cosas. Pero hay una soguita que no aflojan, más bien la aprietan: las ideas. Tu cabeza sólo puede procesar las ideas del Estado chino comunista. Prohibido pensar, proponer, generar, intercambiar tus propias ideas. En esta competencia sí le fue mal al equipo de China, clasificó sólo por ser el anfitrión, pero de 169 países competidores, ocupa el lugar 163 en respeto a la libertad de prensa según Reporteros sin Fronteras.

Han encontrado, además, un medio genial para matar dos pájaros de un tiro: control de los disidentes y mano de obra barata. A los responsables de "actos antisociales" se les inscribe en el "sistema de reeducación a través del trabajo", que traducido significa condena a trabajos forzados. El mismo gobierno da una cifra oficial de 260 mil condenados a esta "reeducación" desde 2004, pero hay muchos más que escapan al conteo oficial.

Las protestas en el Tíbet han puesto en escena otra cara de la mítica China. Entre los chinos los hay de todas las religiones: budistas, musulmanes, cristianos, etcétera, pero cada religión con un control férreo del Estado. El que no acepte el control gubernamental sobre creencias y jerarquía religiosa, tiene que practicar su religión en la clandestinidad. Los riesgos van desde pérdida de trabajo y falta de oportunidades, hasta la cárcel o la muerte.

En el caso del Tíbet han acusado al Dalai Lama de haber instigado las recientes protestas con el fin de boicotear las Olimpiadas. Después de ver el mitote que se armó, el gobierno chino quiso dialogar, pero sólo para que se reestableciera la calma de cara a los Juegos Olímpicos… No pusieron en la mesa el tema de fondo que es la libertad religiosa.

Para los cristianos no ha sido fácil tampoco, y en especial para los católicos. Durante el régimen comunista chino han sido varios millones los que han sido perseguidos, encarcelados, multados y expulsados del trabajo. La mayoría de las veces las condenas se hacen por la vía administrativa; es la policía política y no un juicio en forma, la vía para enviar a la cárcel o trabajos forzados, sobre todo a sacerdotes y obispos que no aceptan que el régimen les diga lo que debe decir el catecismo.

Excluir a Dios de la sociedad ha sido el gran ideal maoísta. Sin embargo, el interés por Dios sigue vivo. El "logro" no ha sido la expulsión de Dios, sino el exterminio de concretos seres humanos. Pueden ser hasta 150 millones de víctimas exterminadas por motivos de sus ideas políticas o religiosas desde 1949 hasta hoy (es imposible tener una cifra exacta, el dato lo tomo de la revista italiana Timone). Maravilloso el desarrollo de China, pero las perversiones, el crimen y el homicidio enraizados en ese sistema nos recuerdan que el ser humano es un fin y nunca un medio utilitario.

En estas Olimpiadas vimos espectaculares estadios, edificios y auditorios. Con 40 mil millones de dólares invertidos en construcción, atestiguamos lo que se puede hacer. Hermoso escenario, bonito teatro, pero afuera hay otra realidad.

 

 

 



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