Enrique Galván-Duque Tamborrel
Sept. /2008
La gente baldía y perezosa es en la
República lo mismo que los zánganos
en la colmena, que se comen la miel
que las trabajadoras abejas hacen.
Y sigue la mata dando, ayer fueron Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas, hoy le toca a Morelos. El caso es que los maestros están empeñados a demostrar que el trabajo responsable les importa un bledo, además que todos los mexicanos entendamos que hacen lo que se les antoja y que aquí solamente sus chicharrones truenan. ¡Pobre México! ¿Hasta cuándo?
Desde el pasado 14 de agosto, maestros de Morelos iniciaron un paro en dicho estado, como protesta a la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE). Consideran que ésta busca fomentar la privatización de la educación en el país. Se trata de un movimiento que está conformado por el 95 por ciento del magisterio del estado. Esta actitud y sus argumentos me huelen a lopezobradorismo y su FAP.
Hasta el momento han realizado marchas con gran convocatoria tanto de maestros como de padres de familia que no concuerdan con el documento firmado por el gobernador Marco Adame Castillo; Luis Manuel Rodríguez Olvera, representante de la sección 19 del SNTE en Morelos; y Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia –atávica costumbre mexicana-- del Sindicato Nacional del Trabajadores de la Educación (SNTE).
La última marcha se llevó a cabo el viernes pasado afuera de recintos de diversos medios de comunicación morelenses, con el fin de pedirles objetividad en el tratamiento de las notas que publican sobre el conflicto magisterial.
Los profesores inconformes también han acudido al Senado y a la Secretaría de Gobernación para hacer oír sus demandas.
En el primer recinto, la facción del PRD se unió a sus causas –que raro-- y pidió diálogo para llegar a un acuerdo pronto. Los senadores Graco Ramírez y Javier Castellón, dijeron que estos –pobrecitos-- trabajadores de la educación realizaron el paro para defender sus derechos constitucionales y profesionales, pero las autoridades de la entidad no los han atendido.
Los maestros han aclarado por medio de un comunicado, que rechazan la ACE porque consideran que en realidad no busca elevar la calidad educativa; la han calificado como "un objeto de negocio que da inicio a la privatización educativa en nuestro país".
Sin embargo, reconocen que la Alianza cuenta con elementos positivos, tales como la mejora en infraestructura y equipamiento. Pero también han manifestado que hacen falta más escuelas, capacitación y actualización –pero no dicen que más falta hacen maestros bien preparados y responsables para otorgar una educación de calidad.
Asimismo, aclaran que el examen para la obtención de plazas se aplicó a quienes están interesados en entrar al servicio y no a todos los maestros –si así reprobó el 80%, imagínese lo que hubiera sido si participan todos--, además de que éste fue de conocimientos generales y no el adecuado para un maestro con una formación normalista –ah caramba, ahora dicen que los normalistas se cuecen aparte.
"Ahora ya no importará el grado académico que tenga el docente: licenciatura, maestría, doctorado, ni todos los años que lleve en servicio. ¿De qué servirá entonces que nos preparemos estudiando una maestría para ofrecer una verdadera calidad – ¡zopas!-- en la educación a los maestros, si para ellos sólo importará la acreditación de un examen?", argumentan al explicar por qué están en contra del examen.
Los maestros morelenses también se oponen a que se termine con la herencia de plazas y a los horarios discontinuos, es decir, más horas de trabajo en fines de semana y verano, pero percibiendo el mismo sueldo. Esta es una justa demanda, pero el meollo del problema es que todo lo quieren hacer protestando con marchas y borlotes, que dañan a terceros, en vez de usar medios racionales, los cuales son precisamente más propios de su carácter profesional.
Aparentemente los maestros disidentes están a favor de la educación de calidad y de que les apliquen exámenes, siempre y cuando éstos no favorezcan intereses particulares del gobierno –vuelve aparecer la imagen de AMLO. Pero ¿qué bien les están haciendo a los estudiantes al no presentarse en el salón de clases?
Todos los implicados en el conflicto, tanto el gobierno como los profesores, pregonan buscar el beneficio de la niñez y la juventud, pero hasta el momento no han hecho nada para llegar a acuerdos concretos – precisamente los que más se perjudican son a los que, según ellos, pretenden beneficiar, además lógica y principalmente a México.
Ha pasado más de un mes desde el inicio del paro y nada más no se ve por dónde resolver el conflicto. Es necesario que los maestros sean evaluados y que la sociedad sea testigo de dicha evaluación.
Es indispensable que el profesorado cuente con un nivel de preparación similar, para que nuestros niños y jóvenes tengan una misma calidad educativa. De esta manera, se evitará que algunos estados sigan estando rezagados en educación, como lo demuestra la Prueba Enlace cada año.
Mientras tanto el daño a los niños y jóvenes es inconmensurable e invaluable, y por ende a México. La pregunta es ¿hasta cuándo?
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