domingo, 28 de marzo de 2010

Colombia se niega a pagar indemnización

 

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Abril / 2008

                                                                                                                       

 

El presidente Álvaro Uribe rechazó otorgar una indemnización a las familias de los mexicanos que se encontraban el primero de marzo en el campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC) en Ecuador que fue bombardeado por el Ejército colombiano.

 

"Yo ya había oído que disparaban hacia heridos y pensé que me iban a matar allí", comentó Lucía Morett, víctima del ataque.

 

Uribe desmintió así a su propio canciller Fernando Araujo, quien horas antes, dijo que Colombia aceptaba la solicitud del gobierno mexicano de resarcir los daños. La postura de la Casa de Nariño, sede de la presidencia de Colombia, es contundente: "no hay razón alguna para que el gobierno pague indemnizaciones por acciones legítimas de la fuerza pública contra grupos terroristas".

 

Esta respuesta ocurre un día después de que los familiares de los cuatro mexicanos fallecidos en el bombardeo y la única sobreviviente Lucía Morett se entrevistaron con el subsecretario de Relaciones Exteriores, Gerónimo Gutiérrez, para expresarle sus demandas.

 

"Nosotros pedimos, antes que nada, reivindicar a nuestros hijos, que no se les tache de guerrilleros, ni delincuentes y en segundo término, que se nos haga justicia. Son las dos principales demandas que hicimos", dijo Rita del Castillo, madre de Juan González del Castillo.

 

Fueron necesarias casi tres horas de pláticas con el subsecretario para lograr un consenso sobre el comunicado que emitió la noche del jueves la cancillería.

 

"Ellos habían hecho un borrador propio y pensamos que debían manifestar nuestras peticiones que no solamente fuera la visión de ellos y vimos punto por punto hasta que pudo salir un comunicado", manifestó Álvaro González, padre de Juan González del Castillo.

 

Mientras tanto, la mexicana Lucía Morett permanece convaleciente en un hospital de Quito en espera de que el gobierno ecuatoriano responda su solicitud de refugio.

 

La verdad es que, dígase lo que se diga, el grupo de seudo estudiantes mexicanos no estaban en el campamento guerrillero-terrorista por casualidad ni, obviamente, para rezar el rosario.  La posición del gobierno colombiano, les guste o no les guste a los familiares, tiene todo el derecho, porque le asiste la razón, a negarse a pagar indemnización alguna.

 



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