sábado, 22 de mayo de 2010

Desplazando a los Padres



Querien Vangal
julio / 2008


L
os términos "padre" y "esposo" son presentados como pasados de moda y obsoletos   El miércoles 18 de junio de 2008, la Cámara de los Comunes de Inglaterra, decidió que un padre es completa y totalmente irrelevante para el desarrollo de un niño.

La legislación, que regula la fertilización in-vitro (FIV), podría haber incluido una cláusula obligando al doctor especialista en fertilidad a "considerar la necesidad del niño de un modelo de rol masculino antes de dar tratamiento de FIV a una mujer",  según la página Web de noticias "This is London" ("Esto es Londres").  A pesar de que la FIV de por sí ya margina a los padres desde el momento en que los está retirando del proceso procreativo, las feministas no permitirían ni siquiera que se mantenga esta insípida e insignificante referencia a los hombres.  La cláusula fue finalmente rechazada y retirada del texto final de la ley.

 "This is London" agregó que "el Gobierno argumentó que la ley, tal y como se presentó, discriminó a las mujeres solteras y a las parejas lesbianas, a pesar que estos grupos pueden obtener los tratamientos de fertilidad en el Servicio de Salud Pública.  Desde ahora, los doctores tendrán que considerar sólo la necesidad del niño de un "apoyo parental". Lo que sea que esto signifique.

Aquellos que todavía celebramos el Día del Padre deberíamos reflexionar sobre esto, no simplemente como un hecho aislado, sino como el más reciente de una serie de ataques que la paternidad ha sufrido de manos de feministas y pro-abortistas.

Las feministas modernas sostienen que su objetivo más preciado es la igualdad y la libertad, pero su agenda se dirige hacia algo más radical. Esto está resumido en la frase "autonomía física", una idea desarrollada en principio por Margaret Sanger y promovida en su libro de 1914, The Woman Rebel ("La Mujer Rebelde").  Este slogan todavía es utilizado por sus seguidores  ideológicos. Efectivamente, para las feministas radicales que Sanger ayudó a crear, la igualdad entre hombres y mujeres no es suficiente.  Las mujeres necesitan liberarse no solamente de los hombres, sino también de las familias, la religión y especialmente de la maternidad.  Deben ser completamente libres para realizar lo que desean, cuando lo quieran, sin responsabilidad alguna de nadie, sólo de ellas mismas.

Este objetivo de autonomía radical considera a los hombres casi como miembros de una especie alienígena.  Ignora por completo las naturalezas complementarias del hombre y la mujer, como dos expresiones de una misma naturaleza, entrelazadas a lo largo de la vida, con una relación monógama que es necesaria para la supervivencia y felicidad de ambos.  Para esta rama radical del feminismo, lo femenino define lo que significa ser humano.  Todo está allí y es infinitamente plástico.  La cantante folklórica, Ani DiFranco, alegremente lo llama "auto-determinación"  y es muy ilimitada: toda mujer tiene el derecho de ser ella misma y hacer lo que necesita hacer".

En la búsqueda de liberarse de las supuestas ataduras de la opresión masculina, las feministas radicales han ido mas allá,  simplemente marginalizando y deshumanizando a los hombres.  Ellas han procurado crear un mundo donde toda función que, a través del tiempo, ha sido realizada por los hombres, puede ser llevada a cabo por las mujeres, con la ayuda de la tecnología.  Su objetivo es presentar a los padres y esposos no solamente innecesarios, sino completamente superfluos.  Inclusive los términos "padre" y "esposo" convertirlos en pasados de moda y obsoletos, reliquias raras de tiempos pasados, extraídas de una canción nunca más cantada.

Esto previsiblemente, causa estragos en la familia, cuya estructura sigue una antigua lógica procreativa: un hombre, una mujer y los niños que ellos procrean o adoptan.  Si las mujeres son seres humanos autónomos, responsables sólo de ellas mismas, entonces la familia pierde su significado fundamental.  Debe ser redefinida en formas no-biológicas y se convierte en algo infinitamente incluido.

El género, por si mismo, se convierte en algo flexible, como en California, donde el baño que uno elige usar, depende no solamente de sus genitales, si no del género que uno ha adoptado ese día.  Y, por supuesto, formas que debe encontrarse no sólo para existir sino para procrear sin hombres.  La leyenda de las Amazonas de antaño mantuvieron cautivos a los hombre en jaulas, las feministas radicales de ahora, asistidas por tecnología moderna, mantienen las células inseminadas biológicamente necesarias en probetas, con el aborto como respaldo, en caso que el experimento salga torcido.

Si los hombres intentaran construir una sociedad con esta clase de principios, serían considerados dementes.  Pero cuando las feministas radicales lo hacen, es simplemente "feminismo"

El movimiento Pro-vida enfrenta múltiples pruebas.  No se trata simplemente de desbaratar leyes y cambiar posturas acerca del aborto, anticoncepción y sexo. La estructura de la relación entre hombres y mujeres es mutuamente dependiente, los usos dependen de los otros, y debe retroalimentarse continuamente.  Lo que las feministas radicales no se dan cuenta es que destruyendo a la familia, ellas están destruyendo la institución que ha protegido a muchas mujeres del abuso, en la historia humana.  Si a los hombres no se les permite crecer dentro de su rol vital, como es esposos y padres, entonces ellos, simplemente, usaran, violarán y abandonaran a las mujeres.  Las feministas radicales están exacerbando muchas posiciones y tendencias egoístas de los hombres, que aparentemente tratan de evitar.  

Una de las claves para terminar con el aborto, es vigorizar la paternidad.  Familias intactas y amorosas protegen a sus miembros más jóvenes y más vulnerables. No sucede lo mismo cuando se trata de individuos aislados, sea cual fuere su sexo.

Lamentablemente esta nueva mentalidad que se está desarrollando a pasos agigantados, lleva por necesidad al deterioro de la familia y por ende de la sociedad.  Si de pone uno a calcular e imaginarse como será el mundo del futuro con estos radicales cambios de mentalidad, sobre todo si se considera que podrá cambiarse todo lo que se quiera pero nunca la naturaleza humana, la conclusión no puede ser más alarmante.

 



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